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Mostrando las entradas de agosto, 2010

¿Dónde quedó la gente? Una lección del caso Mexicana. Capítulo 2

... Hoy se anunció en los medios que Mexicana no podrá cumplir con el pago de sueldos de sus empleados y trabajadores, incluidos los de Link, Click y los no sindicalizados. Al explicar esta medida en un comunicado interno, la aerolínea destacó que el objetivo es contar con recursos para transportar al máximo de pasajeros que están por regresar de sus viajes. ¡Qué situación tan difícil! Casos así ponen a prueba lo que en administración de personal se conoce como "la moral" de los integrantes de las empresas. ¿Hasta qué punto la gente está dispuesta compartir los problemas de su organización? Y no únicamente me refiero a aguantar un tiempo sin percibir retribuciones sino además a poner el corazón y la mente en la búsqueda de soluciones a la problemática que la agobia. Las empresas que han invertido en su personal, que han hecho su tarea y han cumplido, pueden capitalizar en situaciones de crisis el apoyo de su gente. Vamos a ver cómo le va a Mexicana. ... En otro orden de cosa

¿Dónde quedó la gente? Una lección del caso Mexicana

... Nadie dijo que las relaciones laborales fueran fáciles La oposición entre capital y trabajo -idea fundamental del marxismo-, entre patrones y trabajadores, o empresas y sindicatos, no es novedad en modo alguno. Desde lo inicios de la Revolución Industrial la tensión entre ambas partes ha sido constante, llegando muchas veces a la violencia. Es la lucha de clases, expresión de las divergencias entre los intereses de los dos factores de la producción. Por eso, y por la larga serie de desavenencias que conforman la historia de las relaciones laborales del sector de la aeronáutica de México, no es sorprendente el desencuentro entre la dirección de Mexicana, línea aérea "bandera", y las dirigencias de los sindicatos de pilotos y de sobrecargos, ni el encono con que se han enfrentado en los medios de comunicación durante los últimos días (hasta ayer se moderó un poco, con la mediación de Javier Lozano, Secretario del Trabajo). En cierto sentido es lo normal: cada uno jala la co