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El mensaje de año nuevo de Enrique Peña Nieto






Una vez perdida la credibilidad todo suena a bla-bla-bla. Un discurso muy a la mexicana, con mucho rollo y poca sustancia; los "datos duros" son comparativos (cuantos días sin seguro social, sin PROSPERA, etc., etc.) pero no hay nada sólido hacia adelante, algo que justifique los aumentos -que en sí NO son "un reto", plantearlo de ese modo es engañar- en términos de beneficios para la población, acciones concretas compensatorias para la ciudadanía, o algo por el estilo.
El argumento de las medidas que ha tomado el gobierno, previas al gasolinazo, es patético; la reducción del 10% al paquete de compensaciones (habrá que ver) de los mandos superiores del gobierno federal es de risa (más vale reír) y hay por ahí una contradicción que no entiendo: un beneficio de mantener la salud (es un decir) de la economía es evitar la pérdida de empleos, pero para hacerlo se ha mandado a la calle a alrededor de 20,000 personas del gobierno. No me cuadra eso de combatir desempleo con desempleo, algo tan del neoliberalismo.
Otro elemento peculiar está en la parte de los ejemplos de lo que pasaría si la economía perdiera estabilidad: habría despidos, los jóvenes recién graduados no encontrarían trabajo, las amas de casa verían subir los precios, etc. ¡Pero si eso ya lo vivimos, presidente! ¿De qué hablas? Cómo se ve que no sales a la calle. Hablar así es de idiotas (http://dle.rae.es/?id=KuTdCXo).
Más adelante dice que las dependencias del gobierno federal "mantendrán una permanente vigilancia" (Dios nos guarde) para "evitar abusos". Y a ellas ¿quién las vigila? ¿Quién evitará sus abusos?
Una de las mayores burlas viene de la afirmación de que el gobierno "dialoga con los sectores productivos para apoyar a la economía de las familias, fomentar la inversión y promover el empleo". Bullshit. Pamplinas. ¿Y a los "sectores productivos quién los apoya? Carajo, todos estamos en el mismo barco y a quienes trabajamos nos tienen ahogados con corrupción, impuestos, burocracia y falta de respaldo. ¿De veras cree usted, sr. presidente, que somos tan tontos?
En el cierre de esta impresentable pieza de comunicación el impopular mandatario apela a la dignidad de los mexicanos "y mexicanas", la unión, solidaridad, familia y otros valores de nuestra sociedad. Lo hace en un tono medio dramático y cursi. No hay derecho de jugar con esto; si los mexicanos sacamos a la luz nuestra dignidad, unión, orgullo, etc., (solidaridad no, porque es un mito) en sus centros retemblaría la tierra y un gobierno como este no llegaría al Día de las Madres. Qué falta absoluta de respeto.
En otro orden de cosas, ya no sé si en realidad vimos a EPN o a un muppet o una animación tipo Max Headroom. No hay matices emocionales creíbles en su gestualidad ni en su forma de hablar. No es un ser humano, es un ente que lee. ¿Y que tal las manos? Su repertorio de movimientos llega a cuatro, todos como de discurso de político novicio o de aprendiz de declamación ("mamá soy Paquito, no haré travesuras, y un cielo impasible despliega sus curvas").

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