- El fantasma de "la excelencia". Enciendo el radio hoy en la mañana, sin reparar en la estación (debe haber sido W Radio), y me encuentro ni más ni menos que con el inefable Miguel Ángel Cornejo. ¡Qué esperpento! ¿Alguien lo recuerda? Se trata del rey de los merolicos, que alguna vez llenó el Auditorio Nacional de aspirantes a personas de excelencia (¡pobre pueblo ingenuo!), aquel ochentero amo del lugar común y de la verborrea inagotable pero vacía de contenido, el refritero con sensibilidad mediática que nunca aportó nada trascendente al desarrollo personal y menos al organizacional. Hace mucho que no oía nada de él. Si no recuerdo mal, alguna vez tuvo una participación relevante (por el foro, no por lo que se decía en su sección) en Monitor, el entonces influyente programa de José Gutierrez Vivó. Escucharlo en domingo por la mañana, en un programa para señoras me da pena, pero por las señoras.
Una vez perdida la credibilidad todo suena a bla-bla-bla. Un discurso muy a la mexicana, con mucho rollo y poca sustancia; los "datos duros" son comparativos (cuantos días sin seguro social, sin PROSPERA, etc., etc.) pero no hay nada sólido hacia adelante, algo que justifique los aumentos -que en sí NO son "un reto", plantearlo de ese modo es engañar- en términos de beneficios para la población, acciones concretas compensatorias para la ciudadanía, o algo por el estilo. El argumento de las medidas que ha tomado el gobierno, previas al gasolinazo, es patético; la reducción del 10% al paquete de compensaciones (habrá que ver) de los mandos superiores del gobierno federal es de risa (más vale reír) y hay por ahí una contradicción que no entiendo: un beneficio de mantener la salud (es un decir) de la economía es evitar la pérdida de empleos, pero para hacerlo se ha mandado a la calle a alrededor de 20,000 personas del gobierno. No me cuadra eso de combatir ...
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