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El costo de la depresión en el trabajo


De acuerdo con información publicada por el diario madrileño El País, hoy día más de 20 millones de europeos padecen depresión. En España, el número de afectados podría ser de seis millones, y la mitad estaría sin diagnosticar. El tratamiento de esta terrible enfermedad supone un coste anual en Europa de 120.000 millones de euros, mientras que en España se alcanzan los 23.000 millones de euros.

En entrevista con Patrick Sobocki, profesor de Economía de la Salud de la Escuela de Economía de Estocolmo (Suecia), el periódico aporta los siguientes datos:

  • Los trastornos mentales representan el 12% del total de las enfermedades registradas en el continente europeo.

  • En 2020, según los datos de la UE, supondrán el 15% de la discapacidad ajustada a años de vida perdidos por enfermedad.

  • La depresión afecta cada año al 4,5% de los europeos y se espera que en 2020 sea la segunda causa de discapacidad en el mundo desarrollado.

  • El impacto de la depresión, implica también aspectos económicos, sociales, educativos y judiciales. La depresión, al igual que otros trastornos mentales, es un factor desencadenante de jubilación anticipada o de pensión por invalidez, lo que produce una pérdida notable de productividad.

De un comunicado del Instituto Nacional de Salud Pública referido a la ponencia "Los costos sociales de la depresión en México" que María Elena Medina Mora, investigadora y directora de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” presentó en la entrega de los Premios Bienales Funsalud de 2005, extraemos las siguiente información:

  • De las 10 enfermedades que producen más discapacidad en el mundo, cinco son neuropsiquiátricas y la depresión ocupa el primer lugar.

  • Las personas con depresión pierden hasta 2.7 días más de trabajo que aquellas con otras enfermedades físicas, a pesar de no ser causa justificada de ausencia laboral.

  • Los cambios sociales ocurridos en las últimas décadas, derivados de la composición demográfica de la población y de las transiciones sociales, apoyan la predicción de la OMS hacia el aumento de este padecimiento.

  • México entró al tercer milenio con un aumento absoluto en el número de jóvenes, cuyas oportunidades de educación y empleo no han crecido al unísono. Por eso, hoy los jóvenes son más vulnerables al mercado ilícito de las adicciones, que mantiene su consumo a partir de la distribución de drogas. Una proporción de quienes desarrollan esta dependencia tienen antecedentes de padecimientos emocionales y otros los desarrollarán como consecuencia de su práctica.

  • Cuando se observa el grado de discapacidad que ocasiona, se observa que muy pocos acuden a tratamiento, ya que solamente el 19% de las personas con un trastorno depresivo llegaron a tratamiento y la mitad se adhirieron al tratamiento, recibiendo lo mínimo para modificar su padecimiento. Las tablas de sobrevida muestran que las personas que llegan a tratamiento tardan entre cuatro y 20 años en llegar al mismo, lo que infiere que la discapacidad con la que viven las persona es crónica.

La depresión es un problema mayor, sin duda, que afecta no sólo la economía del trabajo, sino la calidad de vida en el mismo, para la persona con depresión y para quienes lo rodean, porque sabemos muy bien que la depresión es un padecimiento que irradia malestar.

Unos cuantos datos más:

  • Cerca de 20% de las mujeres y de 10% de los varones sufrirán un trastorno depresivo en algún momento de su vida.

  • Se estima que uno de cada 20 adultos se encuentra sufriendo una depresión.

  • Entre el 15% y el 30% de los trabajadores experimentará algún tipo de problema de salud mental durante su vida laboral.

  • Del mismo modo que puede causar gran malestar y sufrimiento, la depresión se asocia a un bajo rendimiento y a altas tasas de baja laboral, accidentes, así como a continuas sustituciones en el personal.

El estrés derivado de las nuevas condiciones de trabajo, entre las que destacan la inseguridad, la presión desmedida y la competencia feroz, afecta la salud mental de las personas. La depresión es una de las consecuencias más frecuentes.

Hasta donde yo alcanzo a ver, en las empresas se está haciendo entre poco y nada contra esta amenaza, aunque no tengo duda de que tarde o temprano será un asunto de salud laboral.

Me pregunto si el tema de la prevención, y la atención de la depresión --y de otros padecimientos mentales-- se colará algún día en las agendas de la Responsabilidad Social Corporativa.

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