Contra el calentamiento global, el ahorro de energía, ¿no es cierto? Muy bien, ¿y qué pueden hacer las empresas en este sentido? De entrada, el camino más fácil parece ser el de retomar viejas ideas surgidas al calor de la crisis de los precios de los energéticos, hace más de dos décadas y posteriormente caidas en desuso al perder fuerza el tema. Por ejemplo:
- Fijar una hora tope de ocupación de las oficinas, para limitar al mínimo el consumo de energía eléctrica. Nadie en las oficinas después de las 19:00 horas, por ejemplo. Esta medida, además, puede presentarse como parte de los esfuerzos de responsabilidad social, porque libera tiempo para la familia, el desarrollo y el esparcimiento.
- Rescatar la excelente idea de los horarios flexibles, para favorecer el uso óptimo del tiempo personal y a la vez colaborar en la distribución de las cargas de tráfico en la ciudad.
- Fomentar el teletrabajo. Si no tienes que venir, no lo hagas, trabaja en tu casa o donde prefieras. Una solución intermedia es la instalación de oficinas satélite que descentralicen la actividad y hagan innecesarios los traslados.
- No adquirir automóviles de más de cuatro cilindros ni cuyo consumo de combustible exceda parámetros rigurosos (las necesidades de ego --o "imagen"-- pueden compensarse con las marcas, no tienen que ser Chevrolet).
- Instalar estacionamientos en la perfieria y trasladar al personal en transporte colectivo de la empresa.
Se aceptan ideas...
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