Ciro Gómez Leyva, en su columna -La historia en breve- de hoy, en el diario Milenio.
Los amigos argentinos
05/04/2009
Los amigos argentinos me contaron una conversación que tuvieron con el entonces director de la Federal de Seguridad, Miguel Nazar Haro. La resumían en una frase del temible policía: aunque sabemos de qué lado se pondrían si hay aquí una insurrección de izquierda, son bienvenidos en México mientras no se metan con nosotros.
No hubo insurrección ni nada parecido y México se enriqueció con el multitudinario exilio argentino (1976-1986) que huía de una aterradora dictadura de generales y almirantes.
El espíritu de aquel exilio llegó al poder en 2003 con Néstor Kirchner. Varios exiliados ocuparon cargos en el gobierno. Uno supondría que el espíritu perviviría en la administración de Cristina Kirchner. Por eso lastiman las palabras de la ministra de Salud, Graciela Ocaña: “Tenemos enorme afecto, cariño y solidaridad con la situación que atraviesa el pueblo mexicano, pero tenemos que tratar de lograr que el virus no ingrese a nuestro país”.
El gobierno de Kirchner tomó la decisión de cancelar los vuelos cuando se sabía que el brote de AH1N1 menguaba y la enfermedad era fácilmente curable. Lo hizo en contra de la evidencia científica y la recomendación de la OMS.
Una Argentina inculta no tuvo reparo en complicarle la vida a millones de mexicanos que salvaremos sin problema la epidemia, pero pagaremos un alto costo posinfluenza.
No fueron los gringos “racistas y paranoicos” ni los europeos “mustios y rapaces”. Fueron los cubanos, peruanos y ecuatorianos (y, en cierta forma, los colombianos y chilenos). Y los amigos argentinos en el poder, olvidando que López Portillo, Roel, Castañeda, Reyes Heroles, Olivares Santana, Gutiérrez Barrios, De la Madrid, Bartlett, Sepúlveda jamás los trataron como un virus.
Por eso duele, che. Duele.
No puedo estar más de acuerdo con lo que plantea Ciro. Ojala que el destino no ponga de nuevo a la Argentina en situación de requerir apoyo del exterior, pero si esto sucede no tengo duda de que volverían a constatar la talla de los mexicanos a la hora de arrimar el hombro. Pese a todo.

Y bueno, no perdamos de vista que las muestras de torpeza y falta de solidaridad son del gobierno argentino -que no destaca precisamente por su capacidad ni por su liderazgo- y NO DE LOS ARGENTINOS.
Los amigos argentinos
05/04/2009
Los amigos argentinos me contaron una conversación que tuvieron con el entonces director de la Federal de Seguridad, Miguel Nazar Haro. La resumían en una frase del temible policía: aunque sabemos de qué lado se pondrían si hay aquí una insurrección de izquierda, son bienvenidos en México mientras no se metan con nosotros.
No hubo insurrección ni nada parecido y México se enriqueció con el multitudinario exilio argentino (1976-1986) que huía de una aterradora dictadura de generales y almirantes.
El espíritu de aquel exilio llegó al poder en 2003 con Néstor Kirchner. Varios exiliados ocuparon cargos en el gobierno. Uno supondría que el espíritu perviviría en la administración de Cristina Kirchner. Por eso lastiman las palabras de la ministra de Salud, Graciela Ocaña: “Tenemos enorme afecto, cariño y solidaridad con la situación que atraviesa el pueblo mexicano, pero tenemos que tratar de lograr que el virus no ingrese a nuestro país”.
El gobierno de Kirchner tomó la decisión de cancelar los vuelos cuando se sabía que el brote de AH1N1 menguaba y la enfermedad era fácilmente curable. Lo hizo en contra de la evidencia científica y la recomendación de la OMS.
Una Argentina inculta no tuvo reparo en complicarle la vida a millones de mexicanos que salvaremos sin problema la epidemia, pero pagaremos un alto costo posinfluenza.
No fueron los gringos “racistas y paranoicos” ni los europeos “mustios y rapaces”. Fueron los cubanos, peruanos y ecuatorianos (y, en cierta forma, los colombianos y chilenos). Y los amigos argentinos en el poder, olvidando que López Portillo, Roel, Castañeda, Reyes Heroles, Olivares Santana, Gutiérrez Barrios, De la Madrid, Bartlett, Sepúlveda jamás los trataron como un virus.
Por eso duele, che. Duele.
No puedo estar más de acuerdo con lo que plantea Ciro. Ojala que el destino no ponga de nuevo a la Argentina en situación de requerir apoyo del exterior, pero si esto sucede no tengo duda de que volverían a constatar la talla de los mexicanos a la hora de arrimar el hombro. Pese a todo.

Y bueno, no perdamos de vista que las muestras de torpeza y falta de solidaridad son del gobierno argentino -que no destaca precisamente por su capacidad ni por su liderazgo- y NO DE LOS ARGENTINOS.
Completamente de acuerdo con Ciro y contigo, mi querido Salvador, en lo que ambos comentan. Los amigos argentinos, que aquí por fortuna son muchos, bien recibidos, bien queridos y bien integrados como ciudadanos productivos y responsables, están bastante apenados con las estúpidas decisiones de su gobierno, tomadas como siempre lo hace el actual régimen argentino, más para consumo político interno que con base en razones.
ResponderBorrarAbrazos, evh
Gracias por el comentario, querido maestro.
ResponderBorrarY, bueno, creo que podemos ser muy empáticos con nuestros amigos argentinos que sienten vergüenza por la forma de actuar de su gobierno, porque nosotros aprendimos mucho de ese tema -pasar vergüenzas- durante el sexenio pasado.
Un abrazo.
En efecto... graves "osos" por cuenta del Sr. Fox y señora. Pero ya hablando de vergüenzas, mucho, pero mucho peores, las que nos hacía pasar el PRI, esa infame caterva de ladrones y cínicos que ahora pretenden que no nos acordemos... que se dicen tan "expertos"... ¿qué, necesitará un relanzamiento el narcotráfico? En eso, corrupción y demás lacras que ahora se consideran tan mexicanas como la influenza, sí que lo son. Eso, sí es vergüenza, compadre, no los "osos" foxianos debidos a su candidez, ignorancia y simple "neorriquez", con perdón del feo neologismo.
ResponderBorrarAbrazos, evh