Ayer tuve que pasar buena parte del día en el Hospital Español de la ciudad de México, donde encontré este par de joyas.
Como puede apreciarse, al instalador, su ayudante y su supervisor el número de cama se les “cuatrapeó”, a pesar de la gruesa pleca azul que marca la parte inferior de los letreros. Afortunadamente, a quien colgó el crucifijo no le sucedió los mismo.
Este letrero se encuentra en el área de descanso de unos los pisos. En vez del típico mensaje impersonal, como “prohibido fumar, área de fumadores en el jardín”, se hace esta curiosa invitación a la que sólo le falta un nombre de pila (“puede usted bajar, Manuel, al jardín…”) para sonar personalísima. Incluso remata agradeciendo.
Independientemente de la calidad de la redacción, llama la atención el “puede”, que con gentileza deja a la voluntad del receptor el bajar o no, en vez de un “debe” más contundente, y el maravilloso “sin molestar a nadie”, que justifica la alternativa planteada no con base en la ley, o en motivos de salud (“afectar”, por ejemplo), sino en la molestia que se pudiera causar a alguien.
¿Humor involuntario? Curiosidades…
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