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Si publica (pendejadas) después no se queje

 

En el último inciso de la entrada de ayer, Apuntes, citas…, en formato de video hice una cita del último número de Letras Libres que llamó la atención entre algunos lectores:

Un chiste muy popular en la Unión Soviética enumeraba los cinco preceptos a los que los escritores nativos debían atenerse: “No piense. Si  piensa, no hable. Si piensa y habla, no escriba. Si piensa, habla y escribe, no firme. Si piensa, habla, escribe y firma, después no se queje.”

Uno de ellos (de los lectores), me retó a desarrollar una versión aquí y ahora de esa recomendación, y la idea me pareció divertida. Aquí va una propuesta:

No pienses pendejadas. Si  piensas pendejadas, no digas pendejadas. Si piensas y dices pendejadas, no declares pendejadas ante los medios / no publiques pendejadas en las redes sociales. Si piensas, hablas y declaras / publicas pendejadas, después no te quejes.

La recomendación es atendible ¿no crees? Si tienes alguna alternativa que quieras compartir con nosotros, usa el espacio de comentarios (abajo).

NOTA: Estoy completamente consciente de que habrá quien piense que ésta es una recomendación paradójica: una pendejada recomendando no decir pendejadas. Pues sí, puede ser… Puede ser…

Un minuto después de publicar esta entrada, me encuentro lo siguiente en el twitter de Alejandro Jodorowsky:  “Los chistes son obras de arte anónimas creadas por el inconsciente colectivo. Nos aportan alegría, nos muestran que la vida es un juego.” Cierto.

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