Ir al contenido principal

Dime quién eres y te diré cómo te comunicas: el problema de los emisores en la comunicación con públicos internos 3

 

Desde hace unos días, nos hemos aproximado a la problemática que puede acarrear el confiar la comunicación, en este caso con públicos internos, a personas no calificadas. Para ello, planteamos brevemente el caso de XYZ, una empresa fabricante de calzado de descanso a punto de llevar a cabo un importante recorte de personal, e imaginamos qué tipo de mensajes desarrollarían personas de distinta procedencia profesional.

En la primera entrega, Dime quién eres y te diré cómo te comunicas: el problema de los emisores en la comunicación con públicos internos 1, vimos los antecedentes del caso y una propuesta de mensaje redactado por el “reportero vial” de una estación de radio de la ciudad de México.

En la segunda entrega, Dime quién eres y te diré cómo te comunicas: el problema de los emisores en la comunicación con públicos internos 2, recordamos lo esencial de los antecedentes y vimos dos ejemplos de mensajes: el de una chica recién egresada de la carrera de Comunicación de una universidad privada de la ciudad de México, y el desarrollado por la psicóloga que se encarga de la selección de personal en XYZ.

Hoy, terminamos nuestra serie con dos ejemplos más. El primero es el que elaboró el responsable de Seguridad de la empresa.

carta seguridad

Finalmente, el abogado de la empresa presentó otra alternativa.

carta abogado

Al final, ninguna de las cinco propuestas satisfizo al director general, por lo que decidió dejar en manos de los directores de área los avisos a quienes tendrían que abandonar la compañía, las explicaciones de la medida y la “motivación” para los que permanecerían. En un par de direcciones las cosas funcionaron razonablemente bien, pero en el resto los resultados de esta “estrategia” de comunicación fueron entre deplorables y catastróficos.

Al final del día de los despidos, la empresa se había granjeado un pequeño ejército de enemigos y detractores integrado por casi todos los despedidos, que salieron humillados, enfurecidos y profundamente decepcionados con XYZ. Y durante muchas semanas tuvo que lidiar con el descontento, la baja productividad y en general el pésimo clima laboral entre los que permanecieron en la compañía.

Los resultados no habrían sido muy distintos de haber usado cualquiera de los cinco mensajes que ilustran esta serie. En cierto sentido, podrían haber sido peores porque evidenciarían falta de consideración hacia los empleados y podrían haber provocado malas interpretaciones y confusiones a nivel de toda la empresa.

Este caso es ficticio, pero todos los días vemos situaciones similares en empresas de todos los giros y tamaños: un montón de improvisados haciendo comunicación, una tarea importante y compleja que debería estar siempre en manos de especialistas.

Pregunto: si no permitirías que un contador te arreglara los dientes, que un vendedor de bienes raíces te operara el apéndice, que el gerente de la tienda de conveniencia hiciera los cálculos de tu nueva casa, que un diputado manejara la tesorería de tu empresa (jajajajajaja ¡demasiado extremo! lo sé) o que el chef de tu restaurante favorito piloteara el avión en que viajarás mañana, ¿por qué permites que cualquier persona haga la comunicación de la empresa?

Opiniones, comentarios y ejemplos serán muy bienvenidos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Más sobre la comunicación de La Costeña

Un par de muestras más para confirmar el escaso talento de la gente de La Costeña para la comunicación y el pobre apoyo que recibe de sus asesores en la materia. Ser un buen director de empresa, como seguramente es Rafael Celorio, no hace a nadie en automático un buen vocero. La lectura del documento en el video anterior lo prueba fehacientemente. Necesita desarrollo en esa línea o cederle los trastes a alguien con más recursos. Lo mismo puede decirse de las personas que lo acompañan en esta exposición. Son como robots, les falta chispa, pasión, argumentos que atrapen. La organización que publica el video de BTL le hace un flaco favor a la empresa y en particular al Sr. Celorio. La oficina de comunicación de La Costeña debería exigir su inmediata bajada de las redes. El tema del supuesto sabotaje a la línea de producción NO es de marketing ni de caída de ventas -al menos no hacia el público- sino de mantenimiento, QUE NO RECUPERACIÓN (ojo con el punto Don Rafael) de la c...

El mensaje de año nuevo de Enrique Peña Nieto

Una vez perdida la credibilidad todo suena a bla-bla-bla. Un discurso muy a la mexicana, con mucho rollo y poca sustancia; los "datos duros" son comparativos (cuantos días sin seguro social, sin PROSPERA, etc., etc.) pero no hay nada sólido hacia adelante, algo que justifique los aumentos -que en sí NO son "un reto", plantearlo de ese modo es engañar- en términos de beneficios para la población, acciones concretas compensatorias para la ciudadanía, o algo por el estilo. El argumento de las medidas que ha tomado el gobierno, previas al gasolinazo, es patético; la reducción del 10% al paquete de compensaciones (habrá que ver) de los mandos superiores del gobierno federal es de risa (más vale reír) y hay por ahí una contradicción que no entiendo: un beneficio de mantener la salud (es un decir) de la economía es evitar la pérdida de empleos, pero para hacerlo se ha mandado a la calle a alrededor de 20,000 personas del gobierno. No me cuadra eso de combatir ...

Consistencia

Hace 2,000 años Séneca, el filósofo romano, explicaba la honestidad a uno de sus discípulos en los siguientes términos: "Éste debe ser nuestro principal empeño: decir lo que sentimos y sentir lo que decimos; que nuestro lenguaje concuerde con nuestra vida. Ha cumplido con su cometido aquel que sigue siendo el mismo cuando lo ves y cuando lo escuchas. Veremos qué cualidades y qué capacidades tiene: pero que sea uno y el mismo. Nuestras palabras no tienen que agradar: tienen que ser de provecho". Casi 20 siglos después estas ideas no sólo siguen siendo vigentes, sino que seguramente resultarán bastante más significativas para muchos, por la grave crisis de valores que vivimos en la sociedad . La credibilidad, el crédito que concedemos a lo dicho por otras personas, es un recurso escaso hoy dia no únicamente para individuos, sino para grupos, empresas, medios de comunicación e incluso gobiernos. No se diga políticos y sus partidos. Ya no le creemos a casi nadie. Y no es un asunt...