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Cinco días con Joaquín Peón II

Gestión del conocimiento

Entrevista con Joaquín Peón Escalante, consultor con más de 30 años de experiencia, especializado en Calidad Total, Productividad, Cultura y Comunicación Organizacional. Es director general de Gestión del Conocimiento, S.C., firma de consultoría dedicada a apoyar a las empresas en el desarrollo de su capital intelectual y de su capacidad competitiva a través de un modelo humanista, sustentable, basado en el pensamiento sistémico y orientado a la creación de valor por el alto desempeño y por la colaboración.

2. ¿Qué elementos del estilo mexicano de organizarnos y trabajar –la cultura organizacional mexicana-- favorecen el aprovechamiento de los recursos que aporta la administración del conocimiento y cuáles la obstaculizan?

El modelo o estilo mexicano de trabajar tiene hasta ahora muy poco que ver con la administración del conocimiento. En México, para subir en el nivel jerárquico cuenta más todavía el know whom, que el know how. Salvo contadas excepciones (básicamente en tres campos: empresas regiomontanas, empresas transnacionales y empresas de alta tecnología) lo que se aprecia es la amistad, el parentesco, la lealtad a toda prueba, las horas trabajadas, si acaso, pero no la creatividad y el conocer de algo más que otros.

Desde la primaria y secundaria hasta en los estudios universitarios se desprecia en México (quizás por envidia) al que sabe más: es el chavo matado, nerd, cuatrojos, o la niña que está fea pero hay que ligársela, porque saca dieces y evita que me vaya a los extraordinarios. (A fin de cuentas, al final de los exámenes, del curso o de la carrera, se le bota y se le cambia por una más guapa, aunque seguramente menos inteligente).

A la larga el desprecio al que más sabe de algo se convierte en el paradigma predictivo del desastre nacional, reflejado en los líderes políticos y empresariales que tenemos. La mayoría es gente que llegó al poder cortando atajos (como hizo recientemente Roberto Madrazo en el maratón de Berlín). Esto es, haciendo trampas en exámenes, copiando descaradamente datos (copy-paste up) de textos de internet para impresionar a algún maestro o jefe bobo. También se da cuando no se comparte una información o conocimiento porque “conocimiento es poder” y ni madres que voy a compartirlo.

Todo esto es o resulta exactamente lo contrario a lo que proponen las teorías de la gestión del conocimiento, basadas en el generar, compartir y documentar lo que se sabe (knowledge sharing) a través de Comunidades de Aprendizaje o de Comunidades de Práctica. Russell Ackoff nos decía hace unos años en la Ibero que “only those who teach, learn”, que sólo se aprende al tratar de enseñar a otro lo que uno sabe. Lo que sea: cómo cortar el pasto del jardín o el pelo; cómo destrabar la computadora o cómo hacer un buen flan; cómo leer al Quijote o cómo entender la ética en los negocios, según el pensamiento de Fernando Savater o el de Adela Cortina.

En las Comunidades de Conocimiento no hay jerarquías. Todos somos maestros. Todos somos alumnos. Todos dialogamos sobre lo que sabemos y sobre lo que consideramos su significado. Y todos preguntamos, sin temor a hacer el ridículo. Sembramos preguntas. Cosechamos respuestas. Compartimos con gran facilidad conocimientos explícitos. Y con gran dificultad nuestros conocimientos tácitos, los que reflejan aquello que no sabemos que sabemos, pero que sí sabemos. Sin darnos cuenta representan nuestra ventaja competitiva: son las intuiciones, valores, actitudes, percepciones, descubrimientos personales producto de fracasos o de errores en el trabajo o en la vida. Los que nos permiten triunfar en algo. Ser mejores que los demás en eso, porque lo sabemos hacer mejor.

En México lindo y querido qué lejos estamos, y sobre todo están nuestras empresas, de entender la sociedad del conocimiento, de apreciar el valor de crear y transferir cotidianamente conocimientos como una actividad que debería ser prioritaria, esencial. En Monterrey ahí sí, ya entendieron esto.

Comentarios

  1. Hola.
    Leo con atención y aprendo. Me pregunto, confesando mi ignorancia, qué es esto de la administración del conocimiento. No es que no haya oído hablar, no es que que no pueda hacerme una idea, pero así que alguien me haya explicado con claridad qué es, pues no.
    Aprovecho para saludr y darle un fuerte abrazo a Joaquín, quien siempre ha tenido el pésimo gusto de pensar. Y a mi buen amigo Salvador que, de gratis, es capaz de organizar esta maravilla, hacer y hacerse preguntas.
    Me felicito de conocerlos.
    Javier Mier

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  2. Gracias, Javier, eres muy amable.
    En efecto, eso de ponerse a pensar puede siempre traer graves consecuencias. Como, por ejemplo, para Salvador, que al no ver las cosas igual que otros se pone a hacer estos blogs. Que es lo contrario de lo que hacen la mayoría de los capacitadores, que prefieren andar enseñando en vez de andar preguntando y aprendiendo). En fin,a ver si con las próximas entregas se te va aclarando mejor que es esto de la gestión del conocimiento, versión yucateca.
    Un abrazo, Joaquín

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  3. Te agradezco mucho, Javier, por haberte tomado el tiempo para "tirar buena onda" y para llamar la atención sobre las necesarísimas actividades de "preguntar/preguntarse" y de "pensar", ésta última tan descuidada y hasta desacreditada ultimamente.
    Respecto a lo que dices que organizo este blog "de gratis", la verdad es que no sé por qué está tan claramente marcado en mi destino que las cosas que más me gusta hacer --en términos profesionales, claro está-- suelen ser las menos rentables.
    Pero no sólo de pan vive el hombre (ni la mujer -para ser politicamente correcto). En las últimas 40 horas han ingresado al blog alrededor de 150 personas (¡Joaquín es taquillero!); nos causa mucha satisfacción, a ambos, pensar que podemos ser de utilidad para toda esta gente.
    Gracias de nuevo, Javier. Te mando un fuerte abrazo.
    Salvador

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  4. Hola, Joaquín.
    Como sabes, desde que te conozco te he admirado y, para mi fortuna, desde hace ya varios años soy, además, tu amiga, y tú uno de los mejores -y pocos- que tengo.
    Desde que Salvador me avisó -después de una grata coincidencia en un evento de AMCO de hace unos días- que estarías en un foro de estos, pensé que no podía perdérmelo.
    Yo tampoco acabo de entender qué es esto de la Administración del Conocimiento aunque leyéndote, parece ser mucho más sencillo lograrlo. A riesgo de parecer simplista, creo que es, como muchas otras cosas, algo que siempre ha existido y se ha hecho, y que ahora o recientemente gracias a personas como tú, podemos nombrarlo, enunciarlo y con ello, entenderlo mejor y administrarlo.
    Seguiré leyendo tus entregas pero no puedo irme sin hacerte un comentario sobre la de hoy: coincido en general en que en México (no sé qué tanto en otras partes del mundo)no es común que la gente esté dispuesta a compartir lo que sabe, pero por fortuna, creo que cada vez existen más personas que no sólo están dispuestas a hacerlo, sino que lo promueven, tanto al interior de las organizaciones empresariales formales, como en espacios de otra índole: desde las propias familias hasta los grupos de amigos que comparten algo más que gustos y aficiones como pueden ser ideologías, sueños, etc. Considero que las nuevas generaciones están o estamos tratando de cambiar esto, de entender que compartir lo que sabemos en cualquier ámbito del quehacer humano nos beneficia a todos y, si me permites, creo que las mujeres -al menos algunas- estamos tratando de hacerlo especialmente. Y no porque seamos mejores o peores, pero sí porque combinar lo mejor que podemos nuestros distintos roles nos obliga -creo- a ayudarnos entre nosotras a ser más eficientes y si podemos colaborar con otra a serlo, a partir de la propia experiencia, en general la aportamos. En fin, no quiero aburrirte ni aburrir a nadie con estos rollos, pero te leí, los pensé y te los escribí.
    Gracias por compartir hoy y siempre, desde que te conozco y sin el menor asomo de egoísmo, todo lo que sabes. Gracias por tu amistad y gracias a ti, Salvador, por "traernos" de algún modo a Joaquín.
    Un beso yun abrazo para ambos.
    Lourdes

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