- La cubeta de cangrejos. Me encuentro un par de ideas en la columna de hoy de Fernando Solana en Mileno que no resisto copiar: "...cuando aparece un talento de primer orden todo se coaliga en su contra para vencerlo". "...pues nada se cobra socialmente tanto como la inteligencia superior: la conjura de los necios es universal."
- De vocación. "Dichoso el que mantiene una profesión que coincide con su afición", reza el lema escrito en la fachada del edificio en que se encuentra Escuela Nacional Superior de Hostelería de España. Igualmente dichoso el que sea atendido por un chef egresado de esa institución cuya afición sea su profesión.
- ¿Cultura en la cocina? Para el celebérrimo donostiarra Jose Mari Arzak, quizá el chef más famoso del mundo y egresado de la institución mencionada en el punto anterior, la aportación de la academia a la formación de los jefes de cocina está clara: "Mucha preparación cultural y mucha práctica. Hay que hacer cocineros cultos" (El País). Sin duda, la cultura es un factor central en el perfil de un chef de excelencia porque la cocina en un sitio de confluencia de la cultura (en el sentido social-histórico del término), el arte y la ciencia.
- Cultura como exigencia. Un aceptable nivel cultural debería ser un requisito en todas las profesiones, sin excepción, y un valor asociado a cualquier rol que pueda jugar una persona en la sociedad. De los comunicadores -o "comunicólogos"- ni qué decir. El padre Sánchez Villaseñor, Jesús maría Cortina y quienes los acompañaron en la fundación de mi carrera en la Universidad Iberoamericana lo entendían perfectamente y, por eso, hasta no hace mucho, la carga de materias dirigidas a formar al egresado como persona era muy fuerte. Hoy eso se ha perdido en gran medida, lo noto con claridad y no sin tristeza entre mis alumnos generación tras generación. Pareciera que ya no es importante ser culto, porque basta con estar informado, y no necesariamente de asuntos relevantes.
- Snobs. La cultura viste. En esta época en que todo es un espectáculo (¿¡qué tal las bodas!?) un mínimo de acceso a la "alta" cultura llega a ser rentable en términos de imagen personal. Puedes poner en Facebook que has ido a tal o cual concierto, o que has leído determinada novela, o visitado ciertos monumentos de alguna ciudad lejana (el Oriente es lo de hoy, y si hay budismo, mejor) o que tuviste algún acercamiento a una gastronomía refinada. Así, ganarás la atención, provocarás la envidia e igual hasta causarás admiración en algún incauto, con la ventaja de que nadie te va pedir mayor explicación y mucho menos un juicio informado (culto, pues) de la experiencia. Si alguien pregunta, basta con que digas "wow, no bueno, in-cre-i-ble, yo soy de ahi" para que la libres decorosamente.
- Ortografía de transportista mexicano. Y eso que algo común a todos los camiones son las suspensiones...
- Sabiduría bieeeen ancestral. "Tiempos hubo en los que había tiempo". El maestro Zen Tavo.
- Consejo a alguien que no escribe bien. La verdad colega, no me atrevo a decirte que me parece muy poco probable que en mediano plazo llegues a escribir bien. Quizá algún día lo hagas con corrección y decoro, pero igual que el aspirante a gimnasta que quiere empezar con la disciplina a los 16 en vez de a los 8, llegas tarde a los entrenamientos. Para escribir bien (cosa que yo NO hago, que quede claro ¿eh?) hay que cumplir con ciertos requisitos: a) haber leído buena literatura desde muy joven; b) haber crecido en un ambiente en el que se valore el uso correcto del lenguaje; c) practicar constantemente; d) ser autocrítico y muy exigente consigo mismo; e) amar el lenguaje apasionadamente; f) conocer las reglas fundamentales de nuestro idioma; g) disfrutar del escribir; y h) encontrar una satisfacción particular en el hecho de haber podido expresar una idea por escrito con elegancia, precisión y, si se puede, belleza. Por eso, colega, te sugiero revisar tus habilidades para buscar caminos de crecimiento profesional en los que no dependas demasiado de tus capacidades en esta línea de la comunicación. No es lo tuyo.
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