Es un planteamiento muy interesante, con cuya esencia estoy muy de acuerdo. La personalización de la comunicación y con ella la interpersonalidad de la interacción siguen siendo los medios más poderosos de acercamiento y persuasión. El problema es que en México nunca podemos tener la seguridad de que los políticos sepan leer ni que en caso afirmativo estén dispuestos a hacerlo.
Espacio para informar, reflexionar, dialogar y, en ocasiones, desvariar en torno a la interminable serie de conversaciones que constituyen la esencia de las organizaciones.