Por principio, nunca compraré un producto o servicio que traten de venderme --sin que yo lo haya solicitado-- llamando al teléfono de mi casa, y menos si recibo la llamada en sábado o domingo. Me parece una intromisión inaceptable en la vida privada de las personas y una absoluta falta de respeto. Anoche tuve que trabajar hasta tarde y esta mañana, temprano, me despertó el teléfono. "María" (pobre chica, no soy insensible ante lo terrible que debe ser el trabajo de telemercadeo) quería venderme una tarjeta American Express y con ese propósito a ella, a los responsables de su empresa de telemarketing y al personal de American Express les pareció bien privarme del descanso. No es la primera vez que sucede por parte de esta compañía, debe ser la centésima (sin exagerar). American Express no es la única empresa que comete atropellos de este tipo. C asi todos los bancos lo hacen, así como otros prestadores de servicios. A ninguno de ellos les compraré nada. Nunca tendré una tarj...