De acuerdo con información publicada en ComunicaRSE, el 40 por ciento de las mujeres integradas al mercado laboral en México sufren de acoso sexual. Esto dijo la subsecretaria de Desarrollo Humano para el Trabajo Productivo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Patricia Espinosa Torres durante su participación en la primera reunión anual del Parlamento de Mujeres Nuevo León 2007.
La funcionaria señaló que de los 44 millones de personas integradas a la Población Económicamente Activa, 37 por ciento corresponde al sexo femenino. De este grupo, los "sondeos que indican que de cada cinco, dos reconocían que habían sufrido algún tipo de acoso".
La situación es más grave aun si se toma en cuenta que de este 40 por ciento de las 16 millones 280 mil mujeres integradas al mercado laboral en el país, sólo 10 por ciento denuncia el acoso sexual. Una línea más de la impunidad que campea en nuestro país.
La nota no especifica quién es el sujeto acosador, por lo que no sabemos si mayoritariamente se trata de los jefes --lo más probable-- o son compañeros de trabajo, o subordinados, quienes cometen este abuso. Tampoco sabemos si el fenómeno se da en un tipo de organizaciones más que en otro, o si su frecuencia varía entre las distintas regiones de la república mexicana.
De cualquier modo, son datos que producen verguenza y ante los que habría que tomar medidas decisivas.
En tanto no aseguremos un ambiente libre de abusos --no sólo los de naturaleza sexual-- difícilmente podremos estructurar un discurso coherente de respeto, honestidad e igualdad en las empresas. Y mucho menos podremos recurrir, con plena confianza, a los jefes como vehículo de comunicación de los valores de la organización.
Por último, tengo claro que el abuso contra las mujeres no habla de nada más de la cultura organizacional. Habla de la cultura mexicana.
La funcionaria señaló que de los 44 millones de personas integradas a la Población Económicamente Activa, 37 por ciento corresponde al sexo femenino. De este grupo, los "sondeos que indican que de cada cinco, dos reconocían que habían sufrido algún tipo de acoso".
La situación es más grave aun si se toma en cuenta que de este 40 por ciento de las 16 millones 280 mil mujeres integradas al mercado laboral en el país, sólo 10 por ciento denuncia el acoso sexual. Una línea más de la impunidad que campea en nuestro país.
La nota no especifica quién es el sujeto acosador, por lo que no sabemos si mayoritariamente se trata de los jefes --lo más probable-- o son compañeros de trabajo, o subordinados, quienes cometen este abuso. Tampoco sabemos si el fenómeno se da en un tipo de organizaciones más que en otro, o si su frecuencia varía entre las distintas regiones de la república mexicana.
De cualquier modo, son datos que producen verguenza y ante los que habría que tomar medidas decisivas.
En tanto no aseguremos un ambiente libre de abusos --no sólo los de naturaleza sexual-- difícilmente podremos estructurar un discurso coherente de respeto, honestidad e igualdad en las empresas. Y mucho menos podremos recurrir, con plena confianza, a los jefes como vehículo de comunicación de los valores de la organización.
Por último, tengo claro que el abuso contra las mujeres no habla de nada más de la cultura organizacional. Habla de la cultura mexicana.
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