“¿Cuál es la vigencia de las misiones y visiones de las organizaciones?”, suelen preguntar mis alumnos cuando revisamos el tema en clase. Yo les explico que no hay una respuesta única aplicable a todos los casos pero que en términos generales una misión es vigente en su esencia mientras no haya cambios sustanciales en la razón de ser de la organización, en sus “qué” y “para qué” fundamentales. Las visiones abarcan plazos de cinco, 10 o 20 años, aunque periódicamente se revisan para asegurar su apego a los principios de estrategia de la empresa.
Pero nunca se sabe…
En toda mi vida profesional, jamás vi un caso de vida tan corta de la misión y visión de una empresa como ocurrió con Mexicana. Fueron aprobadas por el director general y su equipo a mediados de 2008 y la empresa dejo de operar en agosto de 2010. Poco más que dos años.
Esto bien puede ser lo menos grave de la situación en que se encuentra la aerolínea, pero seguramente es de lo más significativo. ¡Cuánto esfuerzo y dedicación, cuantas esperanzas, ilusiones y sueños, cuántos proyectos desperdiciados miserablemente en aras de la codicia y la falta de escrúpulos de unos pocos! ¡Qué tristeza!
Hoy, lo escrito en esta tarjeta no es más que un conjunto de palabras huecas, un ejemplo patético de lo fácil que puede ser decir las cosas y lo difícil que resulta cumplirlas.
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