Recomendación de lectura.
Hace cosa de año y medio, Antonio Muñoz Molina, critico de libros de Babelia, suplemento de El País, leyó la edición en inglés de Atención Plena y publicó una nota en la que combinaba sus reacciones ante este libro y otro más. De ese escrito entresaco lo siguiente:
Winifred Gallagher tuvo la sensación de perderlo todo de golpe cuando le diagnosticaron un cáncer y a lo largo de los meses del miedo a morir y del tormento de la quimioterapia intuyó algo en lo que hasta entonces no había reparado, una fortaleza personal que desconocía, una capacidad de enfocar su atención en el tiempo presente en vez de mirar hacia la posible negrura del porvenir inmediato o de refugiarse vanamente en la nostalgia de su vida anterior a la enfermedad.
Descubrió a causa de la enfermedad el misterio de la atención al presente, la facultad fabulosa de la mente humana para concentrarse plenamente en algo, iluminarlo, percibirlo como una revelación, como un tesoro a la vez sólido y fugaz que requiere para ser apreciado el esfuerzo de la inteligencia y de cada uno de los cinco sentidos.
Explorando su propia capacidad de atención, las maravillas que le ofrecía, la dificultad de sostenerla, Winifred Gallagher fue aprendiendo en los meses de su tratamiento que la forma de la vida es la suma de las cosas a las que decidimos estar atentos. Lo que no ves no existe. La voz que tienes cerca y que no escuchas aunque asientas con la cabeza es la de un fantasma. El psicoanálisis nos ha convencido de que nuestra identidad es el drama eternamente representado de unas cuantas desgracias de nuestra infancia más lejana. Revivimos quejumbrosamente agravios del pasado con la misma mezcla de complacencia y masoquismo con que un nacionalista invoca el ultraje de las batallas perdidas hace unos cuantos siglos. Si somos irremediablemente la consecuencia de lo que sucedió o lo que imaginamos que sucedió hace mucho tiempo, reflexiona Gallagher, nuestra vida futura está marcada por la fatalidad. Pero el pasado no existe y no puede corregirse: valdría más concentrar la atención y la energía en evitar la repetición de antiguos errores o mitigar las consecuencias de los que se cometieron. Ni está el mañana (ni el ayer) escrito, dice el poema de Antonio Machado. El mañana ni siquiera está escrito en nuestros circuitos neuronales, recuerda Winifred Gallagher, porque ahora se sabe que el cerebro tiene una plasticidad muy superior a la que se imaginaba hasta hace muy poco, y que continuamente se está modificando, estableciendo nuevas y deslumbrantes conexiones que son los chispazos del aprendizaje, los de la atención maravillada.
El libro de Gallagher se titula Rapt: Attention and the Focused Life. [Pertenece] a ese género admirable, tan poco cultivado entre nosotros, que mezcla la autobiografía y la erudición, el amor por la literatura y por la divulgación científica, un dejarse llevar por la materia que lo entusiasma a uno con franca curiosidad y puro deseo de saber, sin ir cargado con el fardo verboso de la egolatría.
Despertada de la somnolencia en la que vivimos habitualmente todos por el sobresalto del cáncer, Winifred Gallagher se ejercita en prestar atención a las cosas que le importan más: "Las grandes, como mi familia y mis amigos, mi vida espiritual y mi trabajo", dice, "y las más pequeñas, como las películas, los paseos y los martinis de las seis y media de la tarde". Todo conspira cada vez más para distraernos, para aturdirnos, para dejarnos sordos con una incesante cacofonía de reclamos. Pero la sensación de rapto que nos sucede igual en la invención estética y en la pasión amorosa no existe sin la perseverancia de una atención que puede bruscamente transmutarse en algo parecido a un milagro, el único posible, el de la plenitud de lo real.
No se trata de un libro de autoayuda, ni es un texto de Mindfulness, aunque podría confundirse con cualquiera de los dos por el título y subtítulo que la editorial decidió poner en la edición española. Es una indagación de corte entre académico, de divulgación, y periodístico sobre el tema del enfoque, de la capacidad de mantener la atención centrada en lo que realmente vale la pena. A fin de cuentas, dice la autora, la vida es la suma de las cosas a las que hemos prestado atención.
Es un texto absorbente, que vale mucho la pena.
Gallagher, Winifred. 2011. Atención plena. El poder de la concentración. Barcelona: Ediciones Urano.
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