En “Anatomía de la revista”, una entrada publicada hace unos días en el Blog de la Redacción de Letras Libres, Lilián López Camberos se plantea la pregunta: si somos lo que leemos, ¿qué somos los mexicanos? Su interesante, bien documentada y sabrosa respuesta comienza así:
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¿Somos lo que leemos? Si es así, los mexicanos somos un tabloide impreso en colores brillantes con una mujer en bikini en primer plano. La revista más leída en México es TvNotas. En Inglaterra es la TvGuide y en Estados Unidos es la revista de la AARP, la American Association of Retired Persons. Siguiendo con el estereotipo, lo que los franceses más leen es la mítica Paris Match, cuyo lema es históricamente conocido: le poids des mots, le choc des photos (el peso de las palabras, el impacto de las fotos). ¿Rusia? Zhiyin, una Cosmopolitan para que las futuras esposas por encargo luzcan hermosas en todo momento. Y en China, estado zen in a nutshell: Reader’s Digest, la revista con mayor circulación mundial. Cosas de la vida.
"México no es un país de lectores. 2.9 libros por año es el promedio según la Encuesta Nacional de Lectura. Sin embargo, 39.9% de la población lee revistas", dice más adelante Lilian López en su texto, que me parece de particular relevancia para quienes “hacemos” comunicación corporativa. Contra lo que competimos por la atención de nuestros receptores, son los medios que consumen fuera del contexto laboral: televisión, radio, internet y revistas. Hay que conocer al “enemigo” y entender los patrones de consumo de comunicación de la población si queremos de veras entender las razones del éxito o fracaso de los medios organizacionales.
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Actualización de las 11:30.
Me tomo la libertad de reproducir un comentario que mi querido amigo Luis Javier Mier acaba de dejar en Facebook porque me parece muy valioso en el contexto de esta entrada:
"Interesante post, aunque me parece que libros leemos menos en promedio de lo que la encuesta dice. Más interesante para la comunicación corporativa es saber que los mexicanos leen revistas (una razón más para no dejar de hacer revistas institucionales impresas) y qué revistas leen. Tendríamos que pensar qué elementos de las fórmulas de las revistas de kiosco podríamos aplicar a las institucionales según el público al que se enfoquen. Saludos."
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