- Breve relato corporativo. La transparencia de esa prenda hacía pensar en un Great Place to Work, pero ella no era tan socialmente responsable como parecía y no aflojó ni un eslabón de la cadena de valor. Su gobierno corporativo frenaba cualquier efecto del calentamiento global. El único consuelo que le quedó a él ante el downsizing fue pensar en el control de gastos...
- Recorte de personal en Ogilvy & Mather. La conocida agencia anunció un ajuste en su plantilla de personal que afectará a 90 personas, el 4% del staff con que opera en Norte América. No sabemos qué viene para México en esta línea, pero no sería extraño que ocurriera algo smilar. Las razones del recorte: presión de precios durante la recesión y el creciente involucramiento de los procurement departments de las empresas cliente. La situación es apremiante, según explicó John Seifert, director de Ogilvy en Norte América: "We continue to experience delays -and some significant cuts- in client spending across all business sectors. We also face continued pressure on pricing, where client procurement departments are challenging every aspect of our industry's economics, including: salaries, overhead rates and acceptable profit margins. Even incentive compensation on superior performance results is being squeezed." Me suena como un escanrio conocido... (AdvertisingAge 02-12-09).
- ¿Percepción ES realidad? ¡Claro que no! La realidad existe independientemente de la percepción. La realidad es la realidad y la percepción es la percepción. Lo que hay es una realidad percibida, que suele ser un retrato defectuoso de la de veras y que hace miles de años se identifica con la "ilusión". En todo caso, es más interesante la realidad conocida que la percibida ¿no?
- Ir a Kagar. Hablando de realidades y percepciones, hay quien ha tenido que ir de Repente a Kagar. Este mapa ha resultado de invaluable utilidad (click en la imagen para agrandar - fuente: Martin Ecksius)
- El Símbolo Perdido, novela mega-bestseller de dan Brown me pareció equis. Está entretenida y facilita de leer, pero desilusiona porque no le entra a los temas de la masonería, del simbolismo/semiología o de la ciencia noética como sería de esperarse. La verdad es que después de leer El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco, las historias de este tipo tienen que ser mucho mejores y estar mucho mejor contadas que El Símbolo Perdido para impresionarnos. No puedo compararla con El Código Da Vinci porque no la lei.
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