En los tableros de avisos de la oficina en que me encuentro en este momento, hay más información-basura que cosas de utilidad. La mayor parte de esa información deleznable ha adquirido esta característica por obsoleta.
La obsolescencia de la información que se difunde entre el personal, de la que hay tantos y tan buenos ejemplos en los tableros de avisos y en las intranets, puede deberse a dos causas:
- Aunque no haya perdido vigencia, lleva tanto tiempo en el mismo lugar que todo el mundo ya la vio. Tal es el caso de los anuncios de un consultorio de oftalmología que estoy viendo en este momento, en los que se ofrecen paquetes de servicios con precios especiales para el personal. Estas piezas informativo-mercadotécnicas llevan cerca de dos meses en los tableros; difícilmente habrá alguien en la oficina que nos las haya visto. Por el paso de los días, ya están desgastadas y se ven “viejas”. Como además son muy grandes en proporción al resto de lo publicado en ese espacio, cuando se ven de lejos, de pasada o con el rabillo del ojo, comunican la idea de que nada ha cambiado en los tableros, de que siguen igual, desalentando los posibles acercamientos de la gente para ver si hay algo nuevo.
- La información está fechada y ya caducó. Esto es una situación inaceptable porque habla de descuido y negligencia en el manejo de los medios de comunicación de la empresa, da una pésima impresión de inmovilidad y hace que la gente saque de sus focos de atención los espacios en que se fosiliza día a día esa información. En los tableros que tengo frente a mi, por ejemplo, hay una esquela lamentando la muerte del familiar de un colaborador, ocurrida hace casi un mes (grotesco ¿no?) y una convocatoria para participar en un concurso de calaveritas que se cerró hace dos semanas, entre otras cositas por el estilo. Hace rato, analizábamos la intranet de una institución del sector financiero a través de cuya pestaña “concursos” uno accede accede a la convocatoria a un concurso que se realizó hace ¡13 meses!
Me refiero a estos medios de comunicación con públicos internos que son los tableros de avisos y las intranets porque aportan, como ya dije, muchos y muy buenos ejemplos, pero no son los reductos exclusivos de la información-basura por obsolescencia , que se encuentra también en las publicaciones internas que hablan de sucesos viejísimos, en impresos con datos e imágenes caducos y hasta en discursos de los ejecutivos.
La información-basura puede ejercer un poderoso efecto contaminante de la información “buena” y por lo común representa un factor relevante de saturación informativa. Además, utiliza espacio que podría aprovecharse de mejor manera. En el caso de los tableros, más vale uno medio vacío (no siempre hay información valiosa, que uno lleno de chatarra informativa.
Por todo lo anterior, la “limpieza” de los espacios de información en que puede encontrarse esta perniciosa información obsoleta debería ser una función de importancia para los responsables de comunicación en las organizaciones. Nada como los medios aseados, así que con regularidad hay que sacar escoba y recogedor.
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