La renuncia de Greg Smith, director ejecutivo y cabeza del negocio estadounidense de equity derivatives en Europa, Medio Oriente y África de Goldman Sachs, en sí no tendría casi nada de particular y por eso únicamente habría llamado la atención de algunos pocos y muy especializados medios de comunicación, incluso teniendo en cuenta sus razones, si alguien las hubiera conocido. Pero resulta que este hombre decidió hacer públicos sus motivos nada menos que en el New York Times y eso ha dado resonancia mundial a su cambio de status laboral.
Las renuncias de los altos ejecutivos de las corporaciones se manejan con muchas reservas porque no suele ser algo que interese hacer público a ninguno de los involucrados. Es raro que se filtre información realmente de peso cuando suceden. Pero en esta ocasión Greg Smith se saltó las reglas escritas y no escritas del juego ejecutivo haciendo mediático su proceso de separación de GS. Y lo que dijo es realmente fuerte a pesar de que no habla de números, no reporta situaciones de violación de la ley y no menciona a personas en concreto. Habló de algo más profundo, complejo, delicado e influyente: la cultura de la empresa, sobre todo en lo que tiene que ver con valores, moral, relaciones entre las personas y trato a la clientela.
El documento se lee como la carta de renuncia que expresa el profundo desencanto de alguien que durante mucho tiempo fue un creyente en la integridad y en la cultura ética de Goldman Sachs y que hoy ya no es capaz de reconocer a la organización de la que alguna vez estuvo orgulloso. Con ella, además de darle sentido a su salida, volvió a encender el debate sobre las prácticas de negocio de Wall Street.
Los que identifico como sus argumentos básicos son los siguientes:
- I believe I have worked here long enough to understand the trajectory of its culture, its people and its identity. And I can honestly say that the environment now is as toxic and destructive as I have ever seen it.
- To put the problem in the simplest terms, the interests of the client continue to be sidelined in the way the firm operates and thinks about making money.
- It might sound surprising to a skeptical public, but culture was always a vital part of Goldman Sachs’s success. It revolved around teamwork, integrity, a spirit of humility, and always doing right by our clients. The culture was the secret sauce that made this place great and allowed us to earn our clients’ trust for 143 years. It wasn’t just about making money; this alone will not sustain a firm for so long. It had something to do with pride and belief in the organization. I am sad to say that I look around today and see virtually no trace of the culture that made me love working for this firm for many years. I no longer have the pride, or the belief.
- I truly believe that this decline in the firm’s moral fiber represents the single most serious threat to its long-run survival.
- I have always taken a lot of pride in advising my clients to do what I believe is right for them, even if it means less money for the firm. This view is becoming increasingly unpopular at Goldman Sachs. Another sign that it was time to leave.
- It astounds me how little senior management gets a basic truth: If clients don’t trust you they will eventually stop doing business with you. It doesn’t matter how smart you are.
- I hope this can be a wake-up call to the board of directors. Make the client the focal point of your business again. Without clients you will not make money. In fact, you will not exist. Weed out the morally bankrupt people, no matter how much money they make for the firm. And get the culture right again, so people want to work here for the right reasons. People who care only about making money will not sustain this firm — or the trust of its clients — for very much longer.
¿De qué habla Smith? De entrada, su tema es cultura. Pero no hay que perder de vista que se refiere al lado estratégico de la cultura: concretamente apunta a las relaciones con los clientes de la firma. No se refiere a la cultura como sinónimo de ambiente (una confusión muy común) ni tampoco a un marco ético abstracto, sino a la “fibra moral” de la organización, a la forma como la gente vive los valores.
Además, habla de su anterior identificación a unos valores y una cultura que han dejado de operar para ser sustituidos con formas de actuación con las que él, por razones éticas, esta en desacuerdo y no dispuesto a acatar.
Me parece extraordinario, en los tiempos que corren, oír a un financiero hablar de cultura, pero sobre todo de valores y comportamiento ético. Más raro aún es que tome posición y renuncie a un puesto que seguramente reditúa un sueldo de seis dígitos por motivos de conciencia. Y todavía más notable es que además lo haga público.
Admiro a este tipo. Todavía hay esperanza.
Ver tambien:
Insólita–y admirable- renuncia de un ejecutivo de Goldman Sachs http://corporacomm.blogspot.com/2012/03/insolitay-admirable-renuncia-de-un.html#ixzz1pgxm4hlH
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