- ¿Contará el Vaticano ya con una agencia que les maneje la crisis? No sea que lo quieran hacer los curitas y pongan en riesgo la imagen y reputación de la institución.
- ¿Tendrán manual de prevención y manejo de crisis?
- ¿Quién les haría sus mensajes clave?
- Si les ofrezco ayudarlos con su quiuenei (Q&A), ¿les interesará?
- ¿Por qué no daría Benedicto XVI su anuncio en rueda de prensa?
- ¿Quién habrá comprado la exclusiva de la entrevista con el Papa saliente?
- ¿Le organizarán fiesta de despedida?
- ¿Quién será el vocero para todo el proceso que sigue? Por favor, que no sea otro viejito, necesitan dar una imagen de dinamismo, cambio y actualización.
- ¿Quién les venderá sus midiatreinin?
- ¿Por qué no les sugerimos que le cambien el nombre al cónclave? Esa palabra no es sexy, no tiene glamur, no te enamora. ¿Y si le llamamos “Vaticano Talent”?
- El “Vaticano Talent” puede ser una mezcla de reality show y concurso de talentos, con todos sus aspectos cubiertos por la televisión. Sería algo único, fantástico, con cámaras hasta en las duchas de los prelados (también urge cambiar esta palabra).
- A ver si logramos que quiten las monjas en los eventos y pongan edecanes argentinas; así, además de que mejoramos la imagen del llamado cónclave aseguramos el mercado sudamericano de la televisión, las revistas del corazón y los tabloides.
- ¿Me aceptarán la sugerencia de que sea Leo Messi quien cuente los votos de los cardenales?
- Pueden venderse exclusivas del tipo “refresco oficial de los Cardenales”, “para el sucesor de San Pedro Impossible is Nothig” o “un banco global que sabe ser parroquial”.
- Hay que conseguir la concesión en exclusiva de los promocionales conmemorativos del cambio de papas y mandar a hacer ¡ya! tazas, llaveros, figuritas, estampas, calcomanías, medallas, etc., etc. (He pensado que quizá podríamos sacar una de versión Barby monja -Sor Barby- y Ken seminarista).
- Una vez elegido el nuevo Papa hay que olvidarse del humito blanco. Eso está muy old fashion, es antiecológico y en una de esas hasta puede percibirse como socialmente irresponsable. A partir de ahora, la presentación del nuevo Pontífice (también hay que cambiar esta palabrita) debe ser un auténtico L-A-N-Z-A-M-I-E-N-T-O, con señal de televisión para todo el planeta y patrocinado por las grandes corporaciones. Como el Super Bowl, pues. O mejor aún: como un Miss Universo pero, claro, algo más formal.
- Para el lanzamiento podemos contratar algunos socialité que le den interés mediático al evento. No se… pienso en Michelle Obama, Mick Jagger, Piqué y Shakira, Paris Hilton, Carlos Slim, por ejemplo. Nada de niños en los eventos, por favor.
- Habrá que organizar un seminario de change management para los funcionarios del Vaticano y de la Iglesia, y no estaría mal ir pensando en un programa de outplacement, porque ya sabemos que todos los cambios de administración implican despidos y recortes de puestos.
- Hay que identificar a los nuevos voceros de la Santa Sede (¡le urge el rebranding! ¿como Santa Sede? No manches) y entrenarlos, además de hacer mandatorio que nadie que no sea uno de esos voceros puede hablar a nombre del Vaticano o la Iglesia. El midiatreinin se les puede vender en paquete, con descuento.
- Naturalmente, hay que hacer mensajes clave, quiueneis, posturas, una buena síntesis de prensa. Todo esto en latín, italiano, inglés, español y francés.
- Tenemos que asegurar que la primera gira del nuevo Papa sea a México “siempre fiel”, con visita a cinco ciudades, la organización de algún milagro que prenda a la raza católica (¿la conversión de un narco? ¿la renuncia de Elba Esther?) y quizá un evento “ecuménico” (hay que ponerle otro nombre, más atractivo) con judíos, musulmanes, budistas, seguidores de la Santa Muerte y devotos de Malverde.
- Además del rebranding del Vaticano (nombres, logos, tipografías, colores, uniformes o hábitos o como se llamen, etc.) hay que hacer un manual de identidad corporativa aplicable a la Iglesia en todo el mundo. Para eso son globales, chingao, y deben poner la muestra de bien hecho en materia de comunicación.
- ¿Ya pensarían en modernizar la iluminación de la Plaza de San Pedro? ¿Y en aprovechar comercialmente el espacio? Estoy seguro de que un “Comex” o “Soriana” bien ubicados serían un tiro en materia de posicionamiento de marca.
- En resumen, esto es una gran oportunidad de rebranding, reposicionamiento de las marcas de la Iglesia, manejo de imagen de sus liderazgos, relaciones con medios, organización de eventos, etc. etc. ¡Bien!
- Casi se me olvidaba: también tengo una idea para convertir las indulgencias (otra palabrita que no nos ayuda, ¡hay que trabajar mucho con los nombres de sus productos!) en digitales, acumulables e intercambiables por bienes y servicios. O sea, un buen programa de lealtad. Pero esta no se las cuento, no sea que alguien se me quiera adelantar.
Derechos reservados
Jajaja, Salvador, una de tus mejores aportaciones. ¿Qué desayunaste hoy? ¿Huevos a la albañil o mondongo?
ResponderBorrarJejejeje. Quiero aclarar, para beneficio del público lector y por orgullo personal, que el autor del comentario de arriba es Joaquín Peón, desde la Perla de Occidente.
ResponderBorrarDesayuné quesadillas con hartos frijoles negros. No sé si eso afectó mi ánimo, pero ya sabes que la jerarquía católica es uno de mis temas favoritos, y más cuando ando en "mood" burlón.
¡Gracias por comentar!