La cultura japonesa de trabajo es a tal grado demandante que muchos nipones mueren por causas directamente relacionadas con su actividad laboral. Es un fenómeno tan común que hay una palabra para designarlo: karoshi.
De acuerdo con una nota publicada hoy en el Washington Post, en ese país hay una karoshi hotline nacional, un libro de auto ayuda karoshi y una ley para indemnizar a las viudas (casi siempre se trata de hombres) e hijos de quienes acaban en karoshi como consecuencia de su dedicación a favor de sus compañías.
Según la nota de referencia, durante décadas el gobierno japonés ha tratado sin éxito de poner límites al trabajo y al tiempo extra. A la fecha la regulación es tan vaga y tan mal aplicada en la práctica que la Organización Internacional del Trabajo ha descrito al Japón como un país sin límites legales en este terreno.
Las consecuencias no sólo se manifiestan en fallecimientos e incapacidades derivadas del sobretrabajo, sino hasta en suicidios atribuidos a fatiga por trabajo. De los 2,207 suicidios relacionados con la actividad laboral que se presentaron en 2007, la causa más frecuentemente mencionada (672 casos) fue el exceso de trabajo.
El tiempo extra no pagado es algo rutinario en fábricas y oficinas de todo Japón.
En la nota sólo se habla del tiempo de trabajo, no de las condiciones de presión, hostigamiento y competencia que son cosa de todos los días en los ambientes organizacionales del mundo entero.
Uno puede morir por exceso de actividad, qué duda cabe, como un caballo reventado, pero estoy seguro que si se llevara un poco más a fondo el tema aparecerían las condiciones inhumanas de trabajo como factor causal clave de las defunciones y más aún de los suicidios (recordemos el caso Renault, comentado en este blog).
Exceso de trabajo no pagado... Mmmmmhhhh ¿dónde he visto algo así? ¿Presión, hostigamiento, estrés y competencia? Me suena, me suena...
De acuerdo con una nota publicada hoy en el Washington Post, en ese país hay una karoshi hotline nacional, un libro de auto ayuda karoshi y una ley para indemnizar a las viudas (casi siempre se trata de hombres) e hijos de quienes acaban en karoshi como consecuencia de su dedicación a favor de sus compañías.
Según la nota de referencia, durante décadas el gobierno japonés ha tratado sin éxito de poner límites al trabajo y al tiempo extra. A la fecha la regulación es tan vaga y tan mal aplicada en la práctica que la Organización Internacional del Trabajo ha descrito al Japón como un país sin límites legales en este terreno.
Las consecuencias no sólo se manifiestan en fallecimientos e incapacidades derivadas del sobretrabajo, sino hasta en suicidios atribuidos a fatiga por trabajo. De los 2,207 suicidios relacionados con la actividad laboral que se presentaron en 2007, la causa más frecuentemente mencionada (672 casos) fue el exceso de trabajo.
El tiempo extra no pagado es algo rutinario en fábricas y oficinas de todo Japón.
En la nota sólo se habla del tiempo de trabajo, no de las condiciones de presión, hostigamiento y competencia que son cosa de todos los días en los ambientes organizacionales del mundo entero.
Uno puede morir por exceso de actividad, qué duda cabe, como un caballo reventado, pero estoy seguro que si se llevara un poco más a fondo el tema aparecerían las condiciones inhumanas de trabajo como factor causal clave de las defunciones y más aún de los suicidios (recordemos el caso Renault, comentado en este blog).
Exceso de trabajo no pagado... Mmmmmhhhh ¿dónde he visto algo así? ¿Presión, hostigamiento, estrés y competencia? Me suena, me suena...
0-0-0-0-0-0-0-0
¡Aguas! En una de esas al que le toca karoshi es a uno, y en México no hay ley que proteja a las viudas y los niños en estos casos. Además, no vale la pena ¿o si?
El mundo contemporáneo nos ofrece el afán de propiedad, el frenesí del consumo, la excitación de la competencia y la ansiedad del éxito, es decir, se multiplica cada año la cantidad de enfermos de estrés... que de alguna manera se están matando a sí mismos igual que los empedernidos fumadores... Uno puede morir por eceso de actividad y también de auto-presión, que duda cabe, como un caballo reventado... Estoy de acuerdo.
ResponderBorrarSalud