- Viñeta zen. "¿Hacemos lo que hacemos porque somos como somos, o somos como somos porque hacemos lo que hacemos?" dijo, como un murmullo, el maestro zen Tauro del Norte, un instante antes de que su mirada se enganchara a la mariposa que volaba con trazos impredecibles entre los cerezos en flor y de que su joven discípulo, resfriado, estornudara estrepitosamente trasladando parte del contenido de sus fosas nasales al humilde hábito de monje.
- El gadget del año. Finalmente llegó al mercado mexicano el anhelado iPhone, nuevo símbolo de status, modernidad, innovación, etc., etc. Qué bien. Pero, como a veces sucede, hay un pequeño problema de entrada: los felices y envidiados dueños del vistoso y codiciado aparatito pondrán en grave riesgo sus economías personales si lo usan a plenitud, según informa El Semanario, por los altos costos del plan tarifario de Telcel. El que algo quiere algo le cuesta ¿no? A mi, la verdad me parece una alternativa muy poco interesante, por la difícil relación costo-beneficio que implica.
- ¿Madurez? La verdad es que cada vez me llaman menos la atención los simbolos de status. Quizá por lo mismo, cada día me encuentro menos dispuesto a pagar el absurdo sobreprecio de las marcas dirigidas a ese segmento al que algunas de las personas más dignas de conmiseración que conozco se mueren por parecer que ya ingresaron. No tengo nada que probar a través de mi reloj (salvo en el caso de mi reloj de Mickey Mouse, regalo de Sarah Vanderwal), mi camisa, mi coche o mi celular. Ya estoy grandecito para esas cosas.
Desilusión con el Centro. Hablando de celulares -en este caso de smartphones-, quiero expresar mi desencanto con el Centro, nuevo modelo de Palm. Nunca debí cambiar mi Treo. De entrada, la información para el usuario es pésima: limitadísima, poco clara, difícilmente accesible. El soporte de Telcel vía internet, igual que el de Palm, todavía no incorpora suficiente información de este modelo para poder configurarlo. Pero además, mi aparato a veces se pasma al recibir llamadas; debe ser un problema de software. ¡Cuidado! Es mi segunda experiencia con la marca Palm de comprar un producto recientemente lanzado al mercado que resulta con defectos. La tercera seguramente NO será la vencida, porque lo pensaré bien antes de volver a adquirir un equipo de esta marca.
- De la naturaleza de los políticos. Copio de la columna del 05/07/08 --Elitismo para todos-- de Fernando Solana Olivares en Milenio: "Si se acepta que la política es el arte de lo posible (Bismarck), entonces todo aquello que sea imposible no corresponderá a la política. Es imposible que los políticos mexicanos se comporten con dignidad moral, es imposible que trabajen por el bien común, es imposible que hablen con la verdad, es imposible que se asuman como servidores públicos, es imposible que dejen de estar cegados por el poder, es imposible que no se corrompan. Y cualquier excepción, como lo exige el lugar común, confirmará la regla miserable que los subordina y asemeja a todos: panistas, priistas, perredistas, socialdemócratas, et al."
Mi estimado Salvador, aquí te va una noticia, que por cierto ya es vieja, pero vigente. Tenemos que anunciar un nacimiento: El homo consumens ha venido al mundo. Los hombres de los países industrializados han cambiado la especie humana transformando al homo sapiens en homo consumens. Esta clase de hombre, del que en mayor o menor grado todos participamos, es fruto de un sistema que siendo exclusivamente económico en su origen, con el correr del tiempo ha dado lugar a un individuo singular: el hombre para la consumición. Para esta clase de hombre, la vida sólo tiene un sentido y una finalidad: consumir. Esta es la noria, la rueda a la que está encadenado. El hombre consumidor saborea y se encandila con el adelanto y la comodidad que le ofrecen la industria y el mercado, conducido por una falsa ilusión: se siente señor del mundo. El homo consumens amplia cada vez más el engranaje que lo aprisiona, porque con su conducta peculiar convierte lo superfluo en comodidad, la comodidad en necesidad y lo simplemente necesario en indispensable.
ResponderBorrarEn una palabra, en el retrato del consumista destacan los siguientes rasgos: obsesión por tener antes que por ser, confusión entre necesidades y deseos, baja tolerancia a la frustración; insatisfacción y ansiedad temerosa, valora y juzga por apariencias y no sabe estar consigo mismo en silencio.
Gracias por tu comentario, estimado Luis. Estoy muyde acuerdo con lo que planteas.
ResponderBorrarDice Fernando Solana Olivares, uno de mis columnistas predilectos, que hemos pasado del ser al tener, y del tener al parecer.