- Publicidad engañosa de Coca-Cola en Australia. De acuerdo con información publicada hoy en El País, la Comisión de Defensa del Consumidor de Australia ha ordenado a Coca-Cola corregir anuncios en los que asegura que la ingesta del refresco no entraña ningún riesgo para la salud. Ese organismo considera "inaceptable" que la multinacional diga que esos riesgos son solo un "mito", según un comunicado oficial. Coca Cola lanzó el pasado octubre en Australia una campaña de anuncios en periódicos en los que afirma que es falso que la bebida cause obesidad y caries, y niega que tenga un alto contenido en cafeína. Esos mensajes "son totalmente inaceptables y dan la impresión engañosa de que tomar Coca Cola jamás puede contribuir a ganar peso o dañar la dentadura", indicó la Comisión de Defensa del Consumidor. La multinacional aceptó rectificar los anuncios en los diarios y colgar en su página web una serie de tablas que comparan los niveles de cafeína de sus refrescos con los del té y el café. Qué bien que en Australia el gobierno enfrente a una multinacional -y al aparato publicitario- en defensa de la salud de los ciudadanos. ¿Veremos algo así alguna vez en México?
- El alcohol mata. Hace unos días tuve ante mí material de comunicación de una empresa mexicana productora de ron, dirigido a jóvenes, con el que justamente se busca "desmitificar" el uso de bebidas alcohólicas para promover su consumo "responsable" (y con ello mantener o incrementar los niveles de ventas de sus marcas, por supuesto). Me pareció un camino tan tramposo, tan poco ético, que me propuse nunca más volver a consumir un ron de esta empresa (decisión que sé de sobra que no va a quitarles el sueño). La segunda causa de muerte de jóvenes en este país son accidentes de tráfico en los que usualmente está presente el alcohol.
- Los feos uniformes de las mujeres policías. ¿Quién será la mente perversa detrás del diseño de los uniformes de las mujeres policía de la ciudad de México? Están concebidos en absoluta oposición al diseño de la estructura corporal de la inmensa mayoría de ellas, que requerirían ropa holgada (como la tradicional de las mujeres mexicanas), y de la actividad que desempeñan, que exige comodidad y facilidad de movimiento. Están evidentemente mal cortados y confeccionados con materiales de calidad mejorable. Además, deberían protestar para que les entreguen uniformes de su talla, y no de dos tallas menos, como parecen ser. Tiene que ser terrible pasar la jornada, en un trabajo tan demandante, con la cadera (amplia, en la mayor parte de los casos), el bajo vientre y las nalgas bajo una presión de tres atmósferas. Y la verdad es que la imagen que dan no ayuda para nada a lograr la dignidad y el respeto que deberían inspirar las mujeres policías, como en otros países. La foto es de Héctor Aiza y fue tomada de Flickr.
- Tiempos muertos. En Estados Unidos, el trabajador promedio desperdicia más de dos horas cada día. Internet es el mayor consumidor de tiempo: 44.7 por ciento de los norteamericanos lo ubican como su principal desperdiciador de este recurso. La socialización con compañeros de trabajo también ocupa un lugar preponderante entre los distractores, con 23.4 por ciento de menciones. ¿Por qué se pierde tanto tiempo (una obsesión más estadounidense que mexicana, por cierto)? El 33.2 por ciento ded los respondentes manifestó no tener suficiente trabajo que hacer en tanto que 23.4 por ciento dijo sentirse insuficientemente pagado (underpaid).
- Del refranero. "Quien a buen árbol se arrima, buen rayo le partirá"
- Abrazo a la reina. En realidad no me parece un asunto relevante, pero me divierte el debate en torno al abrazo entre la reina Isabel de Inglaterra y Michelle Obama. Se rompe el protocolo, miles de años de tradición se hacen a un lado en el momento en que una plebeya, por muy primera dama del país más poderoso del mundo que sea, pone la mano encima a la soberana (a quien, por cierto, en otro hecho inusual Vicente Fox llamó "mi reina"). En el video puede apreciarse que a la reina no sólo no le disgusta sino que ella "empezó primero"; y, sobre todo, puede verse a dos seres humanos mostrándose afecto de la mejor manera posible: a través del contacto físico. ¡Al diablo con el protocolo!
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