Hoy recibí una nota muy interesante en la que se describe una práctica absolutamente inusual de administración de recursos humanos de una empresa: casar a sus empleados. O mejor dicho, proporcionarles la boda.
Se trata de Plamex, una maquiladora de Tijuana que manufactura partes para Plantronics que, dicho sea de paso, presenta un índice de rotación de personal de 36% al año en un mercado –la maquila- que tradicionalmente ronda el 100%.
El caso es que una vez al año Plamex organiza una boda para sus empleados que han decidido “echarse esa soga al cuello”, con música, decoración, e invitados de las familias que quieren ser testigos de la ceremonia. Esta práctica no es habitual, ciertamente, pero tampoco es novedosa en esta maquiladora, que tiene una década llevándola a cabo (y a la que otras dos empresas de la zona le han copiado la idea).
Parece una intromisión en la vida de la gente, pero hay que considerar ciertos elementos. Cuando Plamex inició el programa de boda colectiva, quienes querían casarse tenían que presentar sus actas de nacimiento originales, entre otros documentos que suelen encontrarse o conseguirse en los lugares de origen de la gente. De la plantilla de Plamex, más de 70% de los empleados son fuereños. Hay que sumar a los gastos asociados a lo anterior los costos propios de una boda (acta de matrimonio, juez, exámenes médicos, etc., etc.), para entender que por lo común alcanzan montos que exceden las posibilidades de la mayoría de los trabajadores. Plamex se dio cuenta y tuvo la brillante idea de cubrirlos, como una beneficio para sus trabajadores.
Evidentemente, Plamex identificó una necesidad: 540 personas se han casado en sus bodas colectivas, y 28 parejas se inscribieron para la boda de este año, celebrada hace una semana. Dado que de cualquier forma no es barato organizar un casamiento, la empresa ha buscado alternativas ingeniosas para aligerar el renglón de los costos. Por ejemplo, en lugar de contratar una orquesta, la compañía armó un concurso tipo American Idol entre su personal para elegir a los empleados que se van a encargar de la tocada. También son integrantes de la empresa los encargados de la decoración.
Todo esto habla de una cultura de empresa muy peculiar e interesante. Además de la boda, Plamex ofrece clases de crianza de los hijos después del trabajo, cuenta con médicos en sus plantas para la realización de exámenes, establece cada año un módulo para que los empleados puedan renovar sus licencias de manejar, apoyos para la terminación de estudios (que van desde primaria a posgrados en ingeniería).
Parece más un campus de Google que una planta de producción, pero tiene sentido. "Con estos problemas resueltos, la gente va a estar más relajada, más centrada en hacer lo que la empresa necesita que haga", dice Alejandro Bustamante, presidente de Plamex. "No van a distraerse por los problemas personales que puedan tener."
Como resultado, la empresa atrae al mejor personal de la región. "Debido a esta increíble cultura, Plamex es capaz de contratar a los mejores –“the best and brightest”- en todo México y la parte sur del condado de San Diego”, dice Ken Kannappan, CEO de Plantronics.
Las fotos fueron tomadas de la nota de referencia.
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Tratando de conocer un poco más de la cultura de Plantronics me encontré, en su sitio web, un video muy interesante que describe la forma como se entiende el trabajo en la empresa.
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Actualización del 25 de febrero.
Acabo de recibir un correo electrónico de mi querido amigo Joaquín Peón Escalante en el que dice, textualmente:
“Salvador, he estado en esta fábrica, ganadora del Premio Nacional de Calidad y conozco muy bien a su director general, Alejandro Bustamante, a quien le he dado algo de consultoría y capacitación. Gran tipo. La planta es un cromo en todos los sentidos. Y Alejandro es un tipazo.”
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