Hace un par de días, un cliente y yo analizábamos la conveniencia de poner a concurso el nombre de un boletín para uso interno de la empresa. Yo me oponía porque tengo la certeza de que se trata de una acción mucho menos motivadora de lo que se suele creer -de hecho, puede ser desmotivadora para las personas cuya propuesta no haya sido la elegida- y es muy raro que arroje resultados positivos desde el punto de vista editorial.
De momento, no hemos llegado a una decisión. Mientras eso sucede, para aportar elementos adicionales de juicio le solicité la lectura de una nota que sobre el tema publiqué en otro blog el 5 de junio de 2006. Para facilitarle las cosas, y darme la oportunidad de hacerle algún retoque a ese material, la retomo ahora en este blog.
Sería muy útil para mi cliente, para mi y creo que en general para quienes visitan este sitio, conocer otros puntos de vista o experiencias al respecto. Para eso está la sección de comentarios. Mucho agradeceremos las aportaciones.
Sigue mi consejo: NUNCA pongas a concurso el nombre de una revista de empresa (o de un organismo de los sectores público o social, es lo mismo) a menos que hagas "mano negra" y tengas bajo la manga un buen nombre para sacarlo en caso de necesidad.
En mi experiencia, es muy poco probable que recibas algo que valga la pena, a pesar de haber planteado criterios precisos en la convocatoria. En cambio, es muy factible que te llegue una gran cantidad de aportaciones inútiles de personas a las que después no vas a saber qué decirles. Y al final, puedes hasta acabar bautizando la publicación con un nombre muy malo, contra tu voluntad y en perjuicio de la misma.
La última vez que me vi obligado a llevar a cabo un ejercicio de esta naturaleza, para poner nombre a un boletín de management dirigido a ejecutivos, recibí entre otras propuestas de miembros de la empresa cliente, las siguientes (juro que es cierto): Soy yo... y tú ¿para cuándo?, Ahora ¿quién?, Granito, Ejecutivándonos y Mano amiga. Por supuesto, es de agradecerse con todo respeto a sus autores por el esfuerzo que hicieron y sus ganas de aportar, pero me parece que los pusimos a trabajar en balde y fomentamos en ellos expectativas que no íbamos a cubrir, además de generar la necesidad potencial de explicarles por qué no resultaron elegidas sus ideas.
Desde mi punto de vista, un buen nombre de publicación interna debe cumplir con los siguientes criterios:
De momento, no hemos llegado a una decisión. Mientras eso sucede, para aportar elementos adicionales de juicio le solicité la lectura de una nota que sobre el tema publiqué en otro blog el 5 de junio de 2006. Para facilitarle las cosas, y darme la oportunidad de hacerle algún retoque a ese material, la retomo ahora en este blog.
Sería muy útil para mi cliente, para mi y creo que en general para quienes visitan este sitio, conocer otros puntos de vista o experiencias al respecto. Para eso está la sección de comentarios. Mucho agradeceremos las aportaciones.
Sigue mi consejo: NUNCA pongas a concurso el nombre de una revista de empresa (o de un organismo de los sectores público o social, es lo mismo) a menos que hagas "mano negra" y tengas bajo la manga un buen nombre para sacarlo en caso de necesidad.
En mi experiencia, es muy poco probable que recibas algo que valga la pena, a pesar de haber planteado criterios precisos en la convocatoria. En cambio, es muy factible que te llegue una gran cantidad de aportaciones inútiles de personas a las que después no vas a saber qué decirles. Y al final, puedes hasta acabar bautizando la publicación con un nombre muy malo, contra tu voluntad y en perjuicio de la misma.
La última vez que me vi obligado a llevar a cabo un ejercicio de esta naturaleza, para poner nombre a un boletín de management dirigido a ejecutivos, recibí entre otras propuestas de miembros de la empresa cliente, las siguientes (juro que es cierto): Soy yo... y tú ¿para cuándo?, Ahora ¿quién?, Granito, Ejecutivándonos y Mano amiga. Por supuesto, es de agradecerse con todo respeto a sus autores por el esfuerzo que hicieron y sus ganas de aportar, pero me parece que los pusimos a trabajar en balde y fomentamos en ellos expectativas que no íbamos a cubrir, además de generar la necesidad potencial de explicarles por qué no resultaron elegidas sus ideas.
Desde mi punto de vista, un buen nombre de publicación interna debe cumplir con los siguientes criterios:
- Ser original
- Tener un máximo de tres sílabas
- Ser moderno (atractivo para los jóvenes) y competitivo en el universo mediático
- Estar muy claramente conectado con la cultura de la organización
- Ser agradable al oído
- Ser fácilmente recordable
- Idealmente, prestarse a una buena solución gráfica
Definir el nombre de una publicación es tarea de profesionales que debe ser realizada por expertos. La buena disposición y el entusiasmo de la gente de la empresa no son factores suficientes como para asegurar el mejor título para nuestra revista.
La discutible (en mi experiencia) motivación por participar el proceso de "bautismo" es de corta duración y el reconocimiento para quien lo sugirió suele ser de relevancia secundaria. A cambio de eso, nos quedamos con un nombre en las manos que tendremos que usar durante una buena temporada.
El 24 de junio de 2007, día de mi cumpleaños, en este mismo espació publiqué una nota sobre lugares comunes en la que hablaba de los nombres de las revistas internas. Copio ese inciso para redondear el tema, porque una vez superados los riesgos derivados de someter a concurso este importantísimo elemento de la publicación, el siguiente peligro es caer en lo trillado.
La discutible (en mi experiencia) motivación por participar el proceso de "bautismo" es de corta duración y el reconocimiento para quien lo sugirió suele ser de relevancia secundaria. A cambio de eso, nos quedamos con un nombre en las manos que tendremos que usar durante una buena temporada.
El 24 de junio de 2007, día de mi cumpleaños, en este mismo espació publiqué una nota sobre lugares comunes en la que hablaba de los nombres de las revistas internas. Copio ese inciso para redondear el tema, porque una vez superados los riesgos derivados de someter a concurso este importantísimo elemento de la publicación, el siguiente peligro es caer en lo trillado.
- Noti o Info. Los nombres de las revistas internas de las empresas e instituciones no suelen ser particularmente originales y creativos, pero el extremo de lo manido se ubica en los antiquísimos (no menos de 40 años de historia) Noti o Info. Se trata de prefijos que se asocian al nombre de la empresa, a sus siglas o, en el mejor de los casos, a alguna palabra que remite a lo que hace la organización. Así, podrían encontrarse denominaciones como InfoTroquelados Azteca, NotiPematisa o Notiharinas. Tuvieron su momento, en los tiempos del memorable Notirsas, de Industrias Resistol, pero hoy pueden resultar nauseabundos, ¿no? A menos que por alguna razón quieras crear un medio en onda retro, evita a toda costa nombrar tu publicación, impresa o electrónica, con los quemadísimos Noti o Info. De paso, cabe comentar que también es un recurso muy trillado, que suele arrojar resultados desafortunados, el incorporar el nombre de la empresa en el nombre de la revista. Y por último, qué decir de los Enlaces, Diálogos, Panoramas, Horizontes, etcétera, etcétera.
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