Pensé que cerraría el tema Ibero-Peña Nieto con el comunicado del rector Morales Orozco que publiqué el martes y que puede verse inmediatamente abajo de esta entrada. Lo creí así porque entendí que ya todo estaba dicho, que empezaba a dársele vueltas a lo mismo y que una vez planteadas con tanta claridad la posición de la universidad y las (impresentables) posiciones del candidato y del partido ya no habría nada más que decir que fuera relevante.
Pero hoy me encontré en Reforma.com el texto “'Chicos Ibero' y redes sociales”, de Manuel Alejandro Guerrero, director del Departamento de Comunicación de la UIA y de Ibero 90.9 FM, y me di cuenta de que todavía hay qué pensar y qué decir al respecto. En este caso, lo que se dice es particularmente significativo por venir del director de la carrera más señalada cuando se trató de ubicar a los estudiantes “revoltosos” que es a la vez el programa con mayor número de alumnos de la institución y que se caracteriza por las posiciones digamos “de avanzada”, muchas veces polémicas, tanto de los jóvenes como de los profesores que lo integran.
Manuel Guerrero, nuestro director, indaga en los motivos de la protesta y llega a conclusiones que no podemos dejar de tomar en cuenta si de veras queremos entender lo que pasó (y seguirá pasando, qué duda cabe). Copio textualmente:
'Chicos Ibero' y redes sociales
Colaborador Invitado
18 May. 12
Manuel Alejandro GuerreroEl viernes pasado, luego de un intercambio intenso, pero respetuoso, entre el candidato presidencial Enrique Peña Nieto y los estudiantes de la Universidad Iberoamericana en su auditorio, varios grupos de jóvenes le dificultaron la salida tras la cancelación de una entrevista en Ibero 90.9 FM en el otro extremo del campus. Con los accesos copados por estudiantes que le exigían respuestas y le gritaban enojados, por varios minutos el candidato, visiblemente incómodo, tuvo que esperar hasta que se le pudo sacar por un acceso alterno.
El episodio, conocido gracias a las imágenes que los propios estudiantes y algunos reporteros subieron a las redes sociales, ha generado los más variados comentarios, pero entre una mayoría de jóvenes universitarios y de usuarios de las redes predomina una posición: se trató de un ejercicio de libertad de expresión y de legítima participación. Opinión compartida por muchos de quienes damos clases y convivimos cotidianamente con estos muchachos.
Para algunos, la conducta de los estudiantes de la Ibero resultaba inexplicable en jóvenes acomodados, a menos que se recurriera a las teorías de la manipulación, la infiltración y el entrenamiento previo. "Ni saben dónde está Atenco", "eran bebés durante el salinismo", "son parte de los sectores beneficiados", frases que pretenden restar legitimidad a los reclamos. Pero subestimar la capacidad crítica de los jóvenes no es novedad. En febrero, en la propia Ibero, presentamos una encuesta sobre jóvenes y política (levantada por Gabinete de Comunicación Estratégica con auspicio de la Cátedra UNESCO en Comunicación y Sociedad) en la que se muestra el prejuicio de que son apáticos.
Sin embargo, la misma encuesta indica que no es que carezcan de interés en los asuntos públicos, sino que no sienten que políticos o partidos les ofrezcan planteamientos atractivos sobre los temas que a ellos les importan, ni que lo hagan a través de los medios que los jóvenes con mayor grado de educación están utilizando para comunicarse, dialogar y consumir contenidos. Es decir, se sienten alejados de los políticos/partidos, tanto por la ausencia de contenido como por lo inadecuado de los mecanismos en que se transmiten, pero de ningún modo significa que estén desconectados o desinteresados de la realidad que los circunda.
Lo sucedido en la Ibero es resultado, por un lado, de un contexto de economía estancada, de limitadas oportunidades de empleo y de cerca de 65 mil muertos. Los "chicos Ibero" no han sido ajenos a esa violencia (casos de secuestro), ni a la situación económica (negocios familiares a la baja o trasladados a otros países), ni menos a la falta de oportunidades de empleo (trabajos que pagan mucho menos de lo que les costó la colegiatura). Hay rabia y frustración ante la realidad.
Por otro lado, y quizá más importante, la irritación con Peña Nieto ha sido el gran detonante para canalizar a través de los medios que ellos usan esa otra frustración más amplia ante la realidad. A diferencia de otros momentos de protesta en los que ha existido un "lenguaje de contracultura", hoy en día la mercadotecnia, el énfasis en un individualismo excesivo y la fragmentación de las ofertas y de las formas de consumo no sólo han desvanecido (incorporado, quizás) tanto un lenguaje, sino todo referente común de contracultura. Es el medio -las redes- lo que les queda y es a partir de ellas como construyen (al menos lo intentan) formas imaginativas de crítica.
Lo sucedido fue resultado de su libertad de expresión, lo posterior es más que eso: en el uso crítico de las redes está en parte la reafirmación de su identidad como jóvenes y como jóvenes universitarios. La visita de Peña Nieto fue el detonante, el coraje ya existía, la rebeldía es natural a su juventud, el conocimiento a su condición universitaria y ahora las redes están permitiendo una mayor resonancia, amplificación y alcance de sus reclamos.
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