El viernes, poco después de que terminara la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, subí a mi muro de facebook un video que publicó MilenioTV y que ya retiró de su página web, pero que puede verse en (el bendito) YouTube. En él puede apreciarse el malestar del candidato cuando fue “emboscado” a la salida del baño.
Mi comentario ante estas imágenes fue:
“Esto ya no me gusta. Ilustra una situación perder-perder que no le sirve a nadie y que tiene un potencial de violencia muy alto. Peña Nieto luce desencajado, molesto. Este asunto, me temo, va a acabar teniendo un costo muy alto para nuestra universidad porque a fin de cuentas este señor, a quien los estudiantes tenían contra las cuerdas, probablemente será el próximo presidente de la república.”
Pues bien, esta reflexión provocó reacciones entre algunos amigos que me parece que no leyeron con suficiente detenimiento la entrada. Algunos ejemplos:
“No hay que censurarlos pensando en que habrá consecuencias... A los jóvenes no podemos anteponerles el miedo, se marchitan y dejan de ser eso, jóvenes”; “me parece que ya es tiempo de dejar de vivir sometidos y en silencio, ya sea en la Ibero o en cualquier otro lugar del planeta”; “¿De cuando acá oponerse es una situación perder-perder?. No sólo los jóvenes manifiestan su rechazo a EPN, ¿esa manifestación les parece violenta?, me parece más violento que el señor llegue a todos lados con un séquito de guaruras, pero más si va a "dialogar" a una universidad”; “¿Por eso tan aplaudible debemos "temer" represalias? Si las hubiere, qué lamentable!”; “…pero qué esperabas que le hicieran una valla y se despidieran con el tradicional besamanos…”.
Hoy, leyendo la columna de Gabriel Guerra Castellanos en El Universal, “La intolerancia”, me encontré, en el contexto de un análisis muy equilibrado, lo siguiente:
“Tampoco es valido emboscar a un candidato, por muy opuestas que sean nuestras convicciones a las suyas. Una cosa es vociferar y otra tratar de corretear o arrinconar físicamente: lo primero es una forma tal vez poco amable de expresar lo que se piensa o se sienta, lo segundo es un acto amedrentador, que amenaza, que pone en riesgo al otro. Eso no es confrontación de ideas, es “bullying” en su expresión política. Así como me parece intolerable que a un alumno que cuestionaba a Josefina Vázquez Mota lo hayan callado a gritos sus propios “compañeros” hace no mucho tiempo, creo que el que se hostigue así a un candidato es señal de intolerancia. No hay pretexto ni excusa para ello: quien llega hasta el umbral de la violencia corre el riesgo de no saberse o poderse detener.”
No puedo estar más de acuerdo con el señor.
Ver también:
- “Enrique Peña en la Ibero” de Manuel Camacho Solís. El Universal, 14/05/2012
- “Los gritos en mi universidad, la "Ibero"”, de Ciro Gómez Leyva en Milenio, 14/05/2012
- “Peña Nieto vs. las anomias pechugonas”. Jairo Calixto Albarrán. Milenio, 14/05/2012
- “El 70% de menciones de Peña el viernes por Ibero, negativas: MEM”. La Jornada en línea. 14/05/2012
“Fuera Peña Nieto”. La Jornada, 14/05/2012
- “Salidas para salir”, de Roberto Zamarripa en Reforma 14/05/2012
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