Hoy, el diario español El País publica una nota muy interesante sobre la forma en que Mariano Rajoy administra su presencia personal en actividades de comunicación relacionadas con su gobierno.
El silencio consciente de Rajoy
El presidente considera que son los ministros los que tienen que asumir la presencia pública
Entiende que debe dosificar sus comparecencias en el Parlamento
Mariano Rajoy es un presidente del Gobierno peculiar. Hasta sus más cercanos y fieles colaboradores lo admiten y explican que es deliberadamente peculiar. Rajoy no tiene nada que ver con todos sus predecesores ni en su forma de actuar ni, obviamente, en las circunstancias en las que le ha tocado llegar a La Moncloa ni, desde luego, en el concepto que tiene de lo que debe ser un presidente.
Rajoy, según una colaboradora muy cercana, cree que el presidente debe preservarse y que son los ministros quienes tienen que asumir el peso de la gestión diaria y el desgaste de la explicación pública. “Considera que los ministros no pueden ser sus delegados o correveydiles, sino que hay que apoderarles y darles capacidad política en el día a día”, explica
Para ver la nota completa haz clic aquí.
Aunque mi posición ideológica está alejada de la del señor Rajoy, y en tanto que personaje no me llama mucho la atención, como profesional de la comunicación coincido con sus planteamientos ante la necesidad de aparecer en público. La presencia de los líderes es algo que debe gestionarse desde perspectivas políticas, administrativas y de valores, y no desde las exigencias de la industria del espectáculo, las relaciones públicas o la comunicación.
Aprecio mucho, y por ello con mucha frecuencia lo recomiendo, el bajo perfil, antes conocido como la prudencia y la discreción. Hasta donde he podido ver a lo largo de mi vida, lleva más lejos que el exhibicionismo y la falta de medida de tantos políticos hoy día (¿verdad, señor Fox? ¿señor López Obrador?). De hecho, no es difícil pensar que a Felipe Calderón, Presidente de México, cierta prudencia ante los micrófonos le habría sido muy rentable políticamente a lo largo de todo su sexenio.
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