Destaca México en ranking sobre sobornos
- Dice Transparencia Internacional que sólo Rusia y China están por arriba
Londres, Inglaterra (10 de diciembre de 2008).-
México figura entre los cinco países del mundo cuyos empresarios son más proclives a ofrecer sobornos para hacer negocios en el extranjero, según una encuesta difundida ayer por la organización Transparencia Internacional (TI).
Según el estudio, México se ubica en el tercer lugar del ranking de corrupción empresarial, sólo superado por Rusia y China, y por encima de India y Brasil.
El estudio se basó en entrevistas a 2 mil 742 ejecutivos de 26 países a quienes se les preguntó sobre la probabilidad de que compañías extranjeras ofrezcan sobornos a la hora de concretar negocios.
La ONG, especializada en el estudio de la corrupción, usó las respuestas de los ejecutivos para calificar a los 22 países más grandes del mundo con evaluaciones del 1 al 10, donde un 10 indica ausencia de corrupción. En esta tabla México obtuvo 6.6.
Los datos de TI indican que las compañías con sede en los mercados emergentes son las que tienen una mayor tendencia a la corrupción.
El informe también recuerda que los sectores de la construcción y de las obras públicas son los más expuestos al uso de comisiones ilegales o sobornos, seguidos por el inmobiliario, el del gas y el del petróleo.
Los empresarios mejor calificados fueron los de Bélgica (8.8) y Canadá (8.8) mientras que Estados Unidos se colocó en noveno lugar, empatado con Singapur y Francia, todos calificados con 8.1.
Todos los países calificados, excepto Rusia, India, Singapur, China, Hong Kong y Taiwán, son signatarios de la convención contra el soborno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las tres formas en que esta práctica de corrupción se estudió en los países fue: soborno a políticos de alto nivel o partidos políticos; a funcionarios públicos de bajo nivel, para "acelerar las cosas", y uso de relaciones personales o familiares para obtener contratos públicos.
"El 38 por ciento de los encuestados señaló la propensión de las empresas de México a usar las relaciones personales o familiares para obtener contratos públicos, mientras que el 32 por ciento dijo que sobornan a políticos de alto nivel, partidos políticos o funcionarios públicos de bajo nivel", destaca el informe de TI.
El documento también incluye los respuestas de los empresarios extranjeros sobre cómo valoran las medidas para luchar contra la corrupción adoptadas por el Gobierno del país donde hacen negocios.
En el caso de México, el 80 por ciento de los 151 inversionistas consultados consideraron que el Gobierno ha tomado medidas ineficaces y muy ineficaces para combatir la corrupción, y sólo 16 por ciento las calificó de eficaces o muy eficaces; el resto dijo que ni lo uno ni lo otro.
Los encuestados también establecieron cuáles son para ellos las instituciones más corruptas del país donde invierten, en una escala de 0 a 5.
En México, el primer lugar lo ocupó la Policía, con un índice de 4.8, seguida de los partidos políticos con 4.5 y la Judicatura con 4.3.
Esto habla de que:
- No sólo las autoridades son corruptas (y mira que lo son) en este país nuestro.
- La corrupción se ha vuelto una forma de vida, un componente cultural que lo empapa todo y que eventualmente acabará integrada al ADN de los mexicanos (es una metáfora) si no se hace algo contundente en los próximos 200 años (no creo que pueda hacerse nada en menos tiempo).
- Los empresarios, a quienes les encanta navegar con bandera de víctimas en el tema, tienen cola que les pisen.
El reporte completo del estudio de Transparencia Internacional, 2008 Bribe Payers Index, se encuentra en http://www.transparency.org/news_room/in_focus/2008/bpi_2008 sitio de donde saqué la tabla en la que se presenta el ranking de los países investigados.
Coincidentemente, ayer el presidente Felipe Calderón presentó el Programa Nacional de Rendición de Cuentas, Transparencia y Combate a la Corrupción. Ese acto, dijo, pone en evidencia la cero tolerancia del gobierno y la sociedad a la corrupción, el soborno, la extorsión, las trampas, el influyentismo o el compadrazgo gubernamental y el despilfarro de recursos públicos.
Permítaseme un explicable escepticismo.
Asimismo, afirmó que la corrupción empobrece a los mexicanos, encarece los productos y servicios que pagan las familias, eleva el costo de producción de las empresas y vulnera la competitividad del país.
Olvidó mencionar que destruye el soporte moral de la sociedad, vulnera la legalidad, envilece a las personas y apenas deja resquicios sin contaminar. La corrupción es a la delincuencia lo que un "toque de mota" (un "porrito") es la drogadicción: la punta de la hebra.
En este contexto, ¿cómo evitar pensar en el retorno de René Bejarano y en la rifa de las Hummer de Elba Esther Gordillo?
Ayer, en su columna Razones del diario Excelsior, Jorge Fernández Menéndez, apuntaba lo siguiente:
El verdadero cáncer de nuestro sistema político y social es la corrupción: en la seguridad, en la economía, en la política, en la justicia, en la vida sindical o empresarial, la corrupción penetra, marca tendencias, está en el fondo de decisiones que de otra manera serían incomprensibles. Apenas ayer el gobierno federal anunció sanciones de la Secretaría de la Función Pública contra 11 mil 500 funcionarios de distintas áreas, de Diconsa a PEMEX, pasando por aduanas y varias otras instituciones federales. Ayer mismo, las formas de corrupción son muchas, se informó que 38% de los integrantes de la PGR no pasaron los controles de confianza.
El tema es la corrupción: sin combatirla, no habrá salida a ninguna de las crisis que nos azotan. Y, en ese sentido, por supuesto que las autoridades de los tres niveles de gobierno y de los tres Poderes de la Unión tienen una responsabilidad ineludible. Pero también la tenemos en la sociedad porque somos parte de la misma y no terminamos de ser absolutamente intolerantes con ella.
Sin abatir la corrupción no habrá seguridad ni crecimiento ni creación de empleos ni mejoría en la calidad de vida. Ni un sistema político que funcione eficientemente.
Por su parte, Jairo Calixto Albarrán, columnista de Milenio dijo con crudeza pero no sin fundamento que:
Si en el fondo todos los mexicanos tenemos la certeza jurídica de que la guerra contra el narco será el Vietnam de Calderón, no me imagino lo que en estos momentos supone la compatriotiza al ver a Jelipillo abrir un frente todavía más cruel, peligroso, complejo y temible: el combate a la corrupción.
...la corrupción no es, de ninguna manera, una entidad tangible, ni México es la SIEDO o la PGR, ni se puede contrarrestar con una Operación Limpieza. La corrupción es un sentimiento, un estado mental. Para acabar con ella se requeriría, más que de un rabioso ejército de control freaks y de la proliferación insana de normatividades burocráticas, de una lobotomía generosa y colectiva.
La corrupción es omnipresente, viaja en nuestro ADN y, lo más importante, es el engrudo que impide que el sistema se desbarate.
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